Analía ha sembrado un bosque de acero
da vida al pantano y sus flores
hace cantar a las aves
menciona el agua que derraman los cielos
cae infinita y perfecta
sobre el piano que abraza en silencio
Analía ha sembrado un bosque de acero
da vida al pantano y sus flores
hace cantar a las aves
menciona el agua que derraman los cielos
cae infinita y perfecta
sobre el piano que abraza en silencio
Me agrada el pueblo de los pares
Su bandera izada en el binario
Su estrella de ocho puntas
Los cuatro valles de su kultrún
Celebro que sepas abrazarme
Nacer en mi boca
Perdonar la cal que cubre mi tumba
Cruzar el ramaje que oculta mis estrellas
Saldré a enseñar mis poemas
Serán higos frescos en ramas del desierto
Mi alma en el viento
La campana azul de Temuco
Estoy a dos kilómetros de la lluvia
Mientras Isidora busca refugio de la tempestad
Llueven cabarets y montes de piedra
Vuelan cartas y reclamos
Una medalla para la fósforo
El alma vuelve a vestir su libertad
El alma no viste pantalones ni falda
El alma viste libertad
Quieres encerrarla y no es posible
porque fluye en sueños
rompe tumbas
vuelve una y otra vez a cantar
Fabián me hace pensar en campanas que tañen el silencio.
Estrellas oscuras.
Vibraciones que no empujan el viento ni extienden sus círculos en el agua.
Existo en la Asamblea eterna de Lessing
Perdura mi luz en calle Camila
Allí animo artistas
Enseño puertas a valles etéreos
y extiendo el plano axial de la belleza
Tempestad y viento me respetan
Recuerdan estrellas que arranqué de sus olas
Me llaman capitán, ser de paz
Luz al servicio de los hombres
Otros me llaman “empresario”
Hugonote
Seguidor de Cristo
Hombre de bondad
Masón en las tres esquinas del silencio
Mas solo fui lo que fui
Digno enamorado de Camila
Padre de Georg
Descendiente de un Maestro del Arte
Iniciado entre columnas de Germania (1873)
Secretario del velero Lessing
Impulsor del Bote Salvavidas
Alma que buscó cumplir las escrituras
He sentido tu amor en un picante de camarones
Larga vida a los sabores del Rimac
Poema del ají
Crema descansando en el fuego
Nueces en la sombra
Tomates regalando sus sabores
Carola baila y la tierra danza con ella
Taconea el Sur y siete formas del sol
Las palabras aplauden
Nuestras sombras de Recreo
escalan hasta el tablado
y con tacos de acero y mantones de seda
forjan en el flamenco su metal interior
Ellas taconean y la noche se ha tornado aurora
Aves migratorias irrumpen y también danzan
Formar círculos y líneas
Llevan peinetas en sus crestas
Irradian su magia andaluz
Cony baila y percibe los tacos de su hija
Claudia gira sobre los techos
trepa los cielos del barrio
cruza océanos y siglos
descansa al llegar al Guadalquivir
Amor como primer eslabón de la justicia
Antes que la razón y el compás
Antes que la igualdad
y el nivel que la convoca
No ingresaré a la sombra
No beberé en las aguas del odio
No alzaré mi casa en Dite
Ni mataré de hambre a los niños de Gaza
Busco en mi alma la danza
Mis antiguos zapatos saltarines
Esos de otras vidas
Cuando caminaba entre nubes
y bebía el aire que precede al rocío
Lo que falta en el azul es el sol
Aquella luz que viaja en el fono
esa risa cantante de estrellas
la palabra que nace en tu boca
Amo el descenso cordial de la luz
Su constante hambre de luz
Su música silente
El rol de las flores en su presencia
Viene nuestro pueblo a cantar
Festeja sus coros y sus pianos
La luz de sus templos
Estos muros que cantan
Nuestro año en los brazos del siglo
Aprendí a nadar en tu alma
encender mi lámpara en tus aguas profundas
recibir el oleaje de tu bronca
mecerme en tu amplia dulzura
Soy lo que dice el silencio
Un himno de la sangre
Rio que sueña
Campana que antes fue viento