Mañana iré a Quillota
Hablará mi luz sobre Eduardo de la Barra
Voces y silencios de mi alma
Mis hermanos heridos por la muerte
Astros de bien que amparan mi andar
La letra azul con que escribe mi alma
Gonzalo Villar creando nueva poesía.
Mañana iré a Quillota
Hablará mi luz sobre Eduardo de la Barra
Voces y silencios de mi alma
Mis hermanos heridos por la muerte
Astros de bien que amparan mi andar
La letra azul con que escribe mi alma
Eduardo de la Barra Lastarria
Logias “Unión Fraternal” y “Deber
y Constancia”
De la Barra, Archivo
fotográfico, Sala Medina, Biblioteca Nacional
Eduardo de la Barra Lastarria
Romántico, ingeniero, radical
Presidió el Liceo de Valparaíso
y el gran Instituto de Rosario
Embajador en la llanura charrúa
Pionero en Escuela de Artesanos[1]
Columna en “Deber y Constancia”[2]
Maestro tutelar de Quillota[3]
Grado 33 desde muy antiguo[4]
Periodista y apóstol de
libertades
Irremediablemente poeta
Educador en ciencias exactas
física, métrica, matemáticas
Traductor y escritor
Acerado polemista
Prologuista de “Azul”
Amigo entrañable de Darío
Iniciado ante tres luces porteñas[5]
Refundó el Supremo Consejo [6]
Integró la Real Academia de la
Lengua
Reformó reglas que gobiernan los
acentos
Cuidó la Historia Natural[7]
Fue notable maestro de historia
Guerrillero en las fronteras del
lenguaje[8]
Esotérico y espiritista
En unión de Jacinto Chacón y
Arturo Prat
cruzó las fronteras de la muerte
conversó con héroes de antaño
familia al otro lado del Estigia
Bilbao derrotando el silencio
Perseguido tras Concón y Placilla
Un francmasón en sueño le
concedió refugio
Buenaventura Cádiz Patiño, de “Deber
y Constancia”[9]
Su hermano en jornadas de trueno
Su hermano en las cumbres del alba
En el saqueo de su casa
Perdió su amada biblioteca
Vivió su exilio en Argentina
Conservó serena templanza
Enseñó, pues lo exigía su sangre
Retornó para morir en su Patria
[1]
Fue educador en la Escuela de Artesanos Benjamín Franklin, dependiente del Club
de Estudiantes Liberales
[2]
Allí fue electo Venerable Maestro en 1870
[3] La
Logia “Eduardo de la Barra” alzó columnas en Quillota en 1929
[4]
1882
[5] Iniciado
en Unión Fraternal, probablemente a
mediados de la década de 1860
[6]
1897
[7]
Fundó el Museo de Historia Natural de Valparaíso en 1878
[8]
Polemizó arduamente con los educadores alemanes traídos por el gobierno de
Jorge Montt.
[9]
Futuro Gran Maestro de la Gran Logia de Chile
Ana María Puga Rojas
Ana María Puga Rojas, NN
Ana Amaría y Alejandro[1]
Buscan seguir una vida rutinaria
Se besan en los cines
Mudan pañales de su hijo
Lo retiran cada tarde desde el Jardín
Infantil
Ana María es hermana de Renato
Compañero en la Logia Abnegación
Es actriz
Trabaja sobre su luz
El infinito poema de su cuerpo
Aquel Teatro extenso llamado
Chile
Muchos años después
Álvaro, hijo de ambos
escribió con sus manos
en la ventana de occidente:
“Venían a Buscarme”
Documental de cine sobre sus
padres
Exterminio de la cúpula del MIR
Diciembre 3 de 1974
Avenida Pedro de Valdivia esquina
Andacollo
Allí estaba el Jardín pesquisado
por Osvaldo Romo
Allí la Dina los esperó para
acribillarlos
Extinguir su fuego
Destruir el poder de sus almas
Esa tarde nadie retiró a Álvaro
Una amiga de sus padres lo pasó
por la libreta
Lo envió al cuidado de un tío en
Europa
El niño de tres meses logró
crecer en libertad
El fuego no alcanzó a extinguirse
Mucho menos el poder de esas
almas
que iluminan briosas desde lo
alto
y repiten con su voz galáctica:
Aprender
Seguir amando
No rendirse
El 19 de mayo de 2015, la E. Corte
Suprema condenó como autores del crimen a Pedro Espinoza Bravo y Ricardo Lawrence
Mires a presidio de quince años y un día. A Eduardo Jaime Astorga lo sentención
en calidad de cómplice a 10 años y un día y como encubridor a Miguel Krassnoff
Martchenko, a 5 años y un día.
[1]
Alejandro de la Barra, “Nano”, 24 años
en ese momento, alto dirigente del MIR, hijo de Pedro de la Barra, creador del
Teatro Experimental chileno.
![]() |
Comité Pro Paz Valparaíso, Marta Paz, la tercera de derecha a izquierda y Ornella, la primera |
Ocurrió en Playa Ancha
Su hogar de alegrías
Paraíso de su madre educadora[1]
Taller familiar de
Gustavo Muñoz[2]
Obrero de Paz
Maestro de vida
Marta Paz fue formada
en la ternura
Fuego azul de los delfines
Libre expresión a toda
costa
Rito profundamente
laico
Centro axial de la
armonía
Tras el quiebre de la
República
Cesó su labor en
Tribunales[3]
Y el destino la
condujo al gabinete del Papo[4]
Allí, mudos, animales
inmóviles la observaron
hasta que pronto se
acercó un anciano de barba nevada
y con los poderes de
su alma, logró leer su corazón
Enero de 1974
Surgimiento del Comité
Pro Paz[5]
El hombre santo se
estremeció
Percibió la extensión
de su pureza
Estatura de su amor al
prójimo
Dramático sol de su
coraje
Columnas y bases de su
bondad
Angélica presencia de luz
Tercera década sobre
la tierra
Latido sereno de sublime
inocencia
Pronto nuestra hermana
estuvo en terreno
Zócalo y zaguanes del “Silva
Palma”
Cubiertas de barcos transformados
en prisiones
Embajada de Italia aquella
jornada de odio[6]
Esa vieja cárcel
porteña
Hogares demolidos por
la barbarie
Magia y laberintos del
escape
El travieso Cupido la
unió a un prisionero
Lo siguió hasta el
Reino de Shakespeare
Agosto 2 de 1977
Allí tan lejos volvió
a prodigar humanidad
Siguió amparando
refugiados
Abrigó con su manto a
los niños
Los sanó con fulgores
de su luz
Tiempo y lágrimas
después
Se hizo madre de conciencias
muy libres
Retornó al sagrado Septiembre
Nuestro hogar de
volantines
Logia Unión en
Santiago[7]
La tierra en que se
alza nuestra estrella
[1] La
Mamily
[2]
Logia José Francisco Vergara de Viña del Mar
[3]
Estudiaba cuarto año de derecho y trabajaba en el Primer Juzgado de Menor Cuantía
de Valparaíso.
[4] Sacerdote Andrés Aninat de Viale-Rigo, uno de
los fundadores del Comité pro-Paz en
Valparaíso.
[5]
Organización de las entidades religiosas para defender los Derechos Humanos
[6] La jornada en que Lumi Videla fue lanzada al
patio de aquel refugio para perseguidos
[7] Taller de la Logia Mixta de Chile
Domingo en ojos de Isidora
La niña habitando mi alma
Buscando su ser y su estrella
Cantando y silbando con fuerza
En mi espíritu: Valparaíso
Nuestro cielo en manos del viento
Brasil, Avenida de Luz
Espacio Sagrado
Espacio de Allende
Querida hermana
Llevas la verdad en tu cuerpo
Verbo y sangre de Chile
Talud de sombras
Intensa realidad del mal
Nuestra herida en el costado del tiempo
Hay crueldad eléctrica
Estás en sala de tormentos
Tu conciencia se defiende
Busca en el trueno a Osvaldo
Resiste para no quebrarse
Resiste para bienvivir
Resiste para ser la luz
Bendita hermana
Llevas sol y océano en tu cuerpo
Armonía del viento
Luna que nació en tu vientre
Esa estrella que cuida a nuestro pueblo
Hora eterna en que habita el corazón
Estás en la Patria Liberada
Hay parques y plazas con tu nombre
La paz crece desde tu fuerza
y en cada fulgor de alegría
respira aquel bosque de rosas
que ayer tan noche
que ayer tan muerte
sembraste en la raíz de nuestra aurora
Hoy canté para José Miguel y Salvador
Ambos me llamaron hermano
Con tibieza me abrazaron
Y en el lazo de Progreso
Fuimos uno con el sol
¿Aún no te atacan los bots del fascismo?
Algo debe estar haciendo mal
No figura tu conciencia en la primavera
Ni tu bandera de luz se alza orgullosa en la noche
Quizás escribir la palabra dignidad
O voces tan altivas como:
Humanidad
Huelga
Hermandad universal del trabajo
![]() |
Humberto Molina Luco |
En esta tarde de
septiembre
Inundado de plena
fraternidad
Mientras el padre sol
acaricia mi rostro
Converso con nuestro
hermano Humberto
Su mirada de bien pesa
sobre mi alma
y mi abrazo traspasa
la sutil presencia de su luz
Humberto recibió Alta
Luz sobre el mosaico de Abnegación[1]
y en su alma fue duro
contendor de ambiciones
férreo defensor de la
paz
abogado enamorado de
lo justo
hermano del poderoso
del enfermo
del duro adversario en
la ciudad
y del que paga sus
crímenes en la cárcel
Muy pronto fue columna
en Aurora
Padre y abuelo
admirado
Alma del partido
radical
Socialista en la
pureza de sus actos
Honesto Intendente de
la Provincia
Conciencia impidiendo
represión
Garante de limpieza electoral
Humberto recibió
libertades en el Liceo de Valparaíso
Advirtió allí la ruta
del honor
La verdad como espada
de combate
Respeto al prójimo en
la base de su alma
Amor de Humanidad en
todos los rumbos
Rotario y scout como
escuela de vida
Maestro en el
Guillermo Rivera
Dirigente emérito del
basquetbol
Marido cariñoso de
Teresa Boye
Buscó albergue y
trabajo
a los desplazados de
la pampa
Lo hizo junto a la
madre de mi padre[2]
Primera iniciada de la
ciudad
Crisis de 1931
El hambre invade la
Patria
Tiempo de hacer y
compartir
Ensanchar Liga de
Estudiantes Pobres
Convertir Chile en
extensa faena de industrias
Escuela, Techo y
Democracia
Nuestro hermano nació
junto a las leyes laicas[3]
Fue abogado del Estado
Abrió el camino de la
costa
Amparó la cultura Rapa
Nui
Primer Vigilante en la
Gran Logia de Chile
Ejemplo de labor
intachable
Alta encarnación de virtud
![]() |
Humberto Molina Luco |
En esta tarde de septiembre
Inundado de plena
fraternidad
Mientras el padre sol
acaricia mi rostro
Converso con nuestro
hermano Humberto
Su mirada de bien pesa
sobre mi alma
y mi abrazo traspasa
la sutil presencia de su luz
Me dice que leyó el
poema en que figura su sangre
y su palabra con trazos
de cielo
traspasa el laberinto
de mis silencios
Ambos amamos la verdad
Sabemos distinguir entre
detener y asesinar
Queda escrito entonces
en fibras del cielo
y en la memoria azul
de Juan Busos Marchant
Humberto recibió Alta
Luz sobre el mosaico de Abnegación[1]
y en su alma fue duro
contendor de ambiciones
férreo defensor de la paz
abogado enamorado de lo
justo
hermano del poderoso
del enfermo
del duro adversario en
la ciudad
y del que paga sus crímenes
en la cárcel
Heraldo muchas veces
ha sido primavera
Combatiente/Prisionero/Obrero
de Paz
Enojón un poco
Tejedor de auroras
Navegante hacia el
misterio de la Luz
Mi amigo eligió su
paz
Un hogar junto a las
olas
Su unión a los
Maestros del Sol
Fuego educador de
Humberto Molina Luco
Este ser de auroras
viene de respirar lo profano
Ambición que agrieta estos
templos
Cierto gigantismo del
ego
Grito y malletazo
entre hermanos
Heraldo muchas veces
ha sido primavera
Impulso y fuerza de la
acción
Alma electoral
Anfitrión de maestros uruguayos
Respaldo que espera el
sembrador
![]() |
El equipo de Letras Laicas |
Ante la luz herida por la muerte, por Manuel Romo Sánchez
Deseo agradecer, en primer
lugar, que el QH Gonzalo Villar Bordones me haya designado como uno de los
presentadores de una de sus últimas joyas poéticas, cuyo solo título,
“Recuerdo. Nuestra luz herida”, convierte a la obra en un documento docente,
cargado de simbolismo iniciático.
La Masonería ha estado
tradicionalmente asociada a la belleza y a las artes. El propio libro de las
Constituciones, de 1723, dedica varias páginas a los himnos que se cantaban en
las distintas ceremonias y en los ágapes. Más aún, la historia de la Masonería
europea aporta nombres de excelsos poetas que formaron parte de las columnas
logiales, atraídos por los altos principios masónicos y por el clima de
fraternidad en que se desarrollaban nuestras actividades.
Las Logias chilenas también atrajeron a poetas, como
el joven y aguerrido Guillermo Blest Gana, quien, junto con cantarle al amor y
a la belleza, en 1858 organizaba movimientos revolucionarios en Valparaíso para
deponer el despotismo de gobiernos autoritarios.
Terminado el primer cuarto del siglo XX, llegó a
nuestras Logias en Santiago, vistiendo paramentos masónicos, el poeta Vicente
Huidobro, quien había sido iniciado y recibido sus grados de manos del QH
Oswald Wirth. Huidobro, como sabemos, creaba mundos, amaba en grado superlativo
y soñaba con cambios políticos que permitieran que los jóvenes dirigieran al
país.
Que la Masonería atrajese al QH Gonzalo Villar
Bordones, por lo tanto, constituye un hecho natural.
Hoy estamos ante un libro
conmovedor, no solo por la evocación de tanto sufrimiento, sino por la belleza
con que fue escrito en medio de la tragedia en la que necesariamente debió
sumergirse el poeta para sintonizar con ese nivel inhumano de violencia; con
ese derramamiento de la sangre de hermanos que, al igual que nosotros, amaban a
sus semejantes y soñaban con paraísos.
Un poeta es como un arpa
recién afinada, cuyas cuerdas reaccionan al contacto del viento, al roce del
pensamiento, al latir del corazón conmocionado. Imagino, entonces, cuántas
horas de dolor experimentó Gonzalo, cuántas lágrimas derramó en silencio,
mientras intentaba poner en palabras las emociones que le destrozaban el alma
al evocar aquellos años de violencia. Sin embargo, su voz de poeta y de
iniciado transmuta la oscuridad de ese espanto y la vuelve armonías luminosas,
tan luminosas como los proyectos de vida que fueron tronchados por la
injusticia, por las torturas, el corvo, los yataganes y las balas.
Debo agregar que la obra
del QH Gonzalo Villar no solo contribuye a poner tonalidades de belleza al
sacrificio de tantas almas, sino que, también, para permitirle rayos de sol a
la esperanza, pone al pie de cada poema, al pie de cada tragedia, a modo de
corolario, el resumen de la indagación judicial sobre cada caso y las
sentencias que aún cumplen muchos de los torturadores y criminales que asolaban
a Chile en esos días invernales para la patria.
Se constituye, de esta
manera, el libro del QH Gonzalo Villar en un documento histórico que
inmortaliza los nombres de los iniciados en los sublimes misterios de la Luz,
para que sean grabados en el panteón de los inmortales que soñaron con acacias,
mirtos y laureles.
Solo me resta felicitar a
mi hermano poeta y culminar mi intervención con una sola palabra: Recuerdo.
Muchas gracias.
Manuel Romo Sánchez
Santiago, 1° de septiembre de 2025
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Nubia Becker |
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Gonzalo recitando |
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Nubia y Gonzalo |