Leyenda del lunes

 El tiempo ha perdido sus lunes

y esas horas de Selene

rechazan las madrugadas

besan  sin rubor

Lloran cuando alguien dice martes

Palabras

He vivido el poder de las palabras

Caminé por sus ciudades de símbolos

Entregué mi  ser a sus cantos

Con ellas fui oración y libro

pensamiento

conciencia y campo de conciencias

Esa Luz

 La luz está callada en mi alma

Sonríe con dulzura

Arropa  silencios

Habla en mis sueños

Escribe futuros en mi sangre

Domingos

 Los domingos son para morir

aunque el mundo olvide que fuimos primavera

señores de la tierra

jóvenes fecundando  las tormentas

Mis marcas de mar

 

El mar ha dejado marcas en mi cuerpo

Hay una gran línea azul en mi nombre

Trazos de espuma en mis mejillas

Sal y humedad sobre mi tumba

Somos seres del cielo

Pertenecemos a las estrellas

Cruzamos sus ciclos

Habitamos sus luces

Volamos serenos sobre esta esfera

Lo que irradias y atraes

  

Donde tú vas, allí está la ternura

Tropiezas pronto con  el Canelo

La gratitud de la tierra

Pasos del sol

La amistad azul del silencio

De regreso a la tierra

 En la tierra, huesos

Sólo vestigios de sonrisas

Carcajadas

La estatura solar de lo humano

En la tierra, huesos

El nombre de un padre

Cierto espacio de luz

El templo en que nacen nuestros sueños.

Hogar

Este territorio de luz

es nuestro hogar

el libro que leen los cielos

nuestra raíz de alegría

la casa que formamos sobre el mar

Memoria de la piel

 Tienes  memoria de mi  piel

y  habito en tu  tibieza

existo  en  tu  claustro

vuelo  y canto  desde tu  ser

La Convención va a la Universidad

 

Vamos a la Universidad de  Chile

Al centro de nuestro espíritu

Nuestra sala de soñar

El taller en que nace el futuro

Manos verdes del mar

He visto las manos verdes del mar

Sus largos brazos golpeando mis ventanas

Entrando lentamente a esta sala

Besando los muebles y mi cuerpo

Todo en la hora mágica del atardecer

La tierra nos mira

 Al fin y al cabo, la tierra nos mira

Usa los ojos de las machis

Sus sortilegios de números

El poder del Canelo

La fuerza  y el misterio de la sangre.

Hora de crecer

 

He resuelto combatir 

Romper con los temores

Aceptarme libre

Crecer en mis sueños

Anidar con mi luz en plena noche

Ternura

Pienso en la música

Mi niña y su piano

Viaje desde  el Big Bang hasta sus dedos

Sus abuelas leyendo para ella

Tiempo abrazando al tiempo

Todo el poder a la ternura

Recreo y Andalucía

 

No grito, estoy hecho de paz

Habito abrazos de cuerpos desnudos

Soy amigo del naranja en los cielos

de tantos animales que respiran

ese afán de los toros

el rabo y las orejas del Guadalquivir

Las llaves del mundo en tus ojos

 

Sobre mi luz, las estrellas

Tú cantando en toscano

Estos  límites de la tarde

Nuestras copas de cristal

Siete planos del cielo

Las llaves del mundo en tos ojos

En el sandial

Que en este sandial nada perturbe nuestra alegría

pues  cada gigante de rojo dulzor

será devorado por niños

que comerán sus trofeos  en grandes rodajas

manchando  rostros, manos y  ropa

atrayendo abejas y moscas

marcando la ternura con su rojo dulzor

Luego de comer

los niños cargarán su existencia con sandías

y con singular esfuerzo de mañana celeste

las  llevarán como balones de rugby

 hasta la Casa del Abuelo

para partirlas frente a "Sandía Calada" 

y pedir al viejo poeta  la historia de Roser

el Winnipeg

aquella España malherida

tanta luz 

que ahora crece en  nuestras vidas

Faramalla

Me asedian faramallas y noticias

Narices de príncipes

Fotografías

Astrolabios

Edificios Caídos

La sombra espersndo su turno

Violeta transductora

 

                                                            Violeta Parra, Cecilia Vicuña, 1973

Violeta recoge

Carga empanás caldúas

Recibe  odio de  poderosos

Violación del invierno

Incendio de lo suyo

Ventisca del cielo patriarcal

Camina sobre fuegos de sangre

Arrastra su luz  en recodos de carbón

Corta choclos

Amasa, Teje, Canta

Su cuerpo es América cortada

Montaña  encerrada en un cajón