Que vengan las matemáticas
y limpie su razón nuestra sangre
que vengan y simplifique
calculen
midan
desentrañen misterios del cielo
deduzcan las leyes del tiempo y la luz
Que vengan las matemáticas
y limpie su razón nuestra sangre
que vengan y simplifique
calculen
midan
desentrañen misterios del cielo
deduzcan las leyes del tiempo y la luz
Cruje el mundo mientras cae
Llora
Piensa que todo pudo ser mejor
Respira antes de estallar
El nombre de mi niña
está hecho de viento
y ella huele a sol
rito ancestral
águila nueva
voz interior de un poema
El verbo creció cantando
Desde niño pensó, leyó y escuchó
Anduvo en bicicleta
Mondó naranjas
Recibió la lluvia en su rostro
Mágico, calzó zapatos voladores
Besó la tierra
Elevó sus ojos a la ternura
Ascendió montañas
Eligió sembrar la belleza
Aprendió, comprendió y enseñó
Regaló sus bienes
Lloró, perdonó, rió a carcajadas
Protegió a perseguidos
Fue en el principio la Luz
Soy rehén de primaveras
Tengo julepe
Extraño la lluvia
La sonrisa de tía Myrtha
El sol que abriga mi infancia
Andrés y Felipe fueron apóstoles
Grecia va erguida en esos nombres
Michael y Brian del siglo primero
Signos de invasión cultural
*
Maravillas del Mediterráneo
La Ley de Moisés se extiende a los gentiles
previa autorización de las salchichas
y las grandes fiestas del sábado
Has sido vendaval y locura
Bendita poeta
Templo Sagrado
Gentil nadadora
Brillante entre postres
Reina de alcahofas
Corazón del coro
Espíritu que habla en italiano
¿Fui alguna vez completa quietud?
¿Una no entidad'
¿La mismísima nada?
No, no es mi fuente la quietud
Tengo raíces en el sol
Soy el pequeño higo
de un árbol milenario
mirada de tantos abuelos hacia el cielo
eco de explosiones estelares
Hoy me encontré en Plaza Simón Bolívar
Mi yo niño, llevaba un pantalón corto celeste
y una polera de rayas blancas y azules
Yo mayor, vestía de caballero
Zapatos rojos
Terno azul claro
Unos barquillos tostaditos en la mano
"Te esperaba, me dijo el niño"
mientras tomó la mitad de los barquillos
y sus ojos bañaron de agua
aquellas mejillas morenas.
" Aprendí la ruta"
dije con la voz quebrada
y comenzamos a caminar de la mano
por calle Yungay
Este texto conversa con Rabindranath Tagore en:
El último trato
Una mañana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.
"¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío
y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía
y yo vagaba por el callejón retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro.
Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció
y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente.
Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
A mi izquierda la primavera
A la derecha, los ojos del invierno
La manos arrugadas del tiempo
El año con su mascarilla y su muerte
A mi izquierda, los jóvenes y su canto
Pañuelos verdes de mujeres
Los kultrunes
Una bandada de tue tue
Las jóvenes gaviotas de Recreo
Mi hija precisa de abrazos
Conversaciones
El sol detenido en su ventana
Su derecho a cantar cada mañana
Mi hija busca
Elije el amor del otoño
El sermón de la montaña
La nariz helada del invierno
Qué tal si la Luna me da un beso
O tal vez el mes de marzo
Un puma chiquitito
El espejo que miraron tus ojos
Muchas cosas deben ser de piedra:
La oración de las montañas
Nuestra Ley del respeto
El muro de los tiempos
El primer camino
El apóstol que negó la Luz
Tiene honor la lluvia
Tardó pero llegó
Lanzó sus ráfagas de cielo
Eligió mi rostro y mi parka roja
Fue voz del Universo sobre esta tierra
He mostrado mis ojos al cielo
Al tesoro de estrellas que ronda en lo muy alto
Al horizonte que se estrecha en una línea
A la montaña que pregunta por mis pasos
A mi hermana, que une su mirada a la mía
Huyo con pavor de este siglo
Voy colgando de las ruedas del avión
No puedo llamarme mujer en esta tierra
Ni expresar mi luz
Ni mostrar mi rostro entre la gente
Las nubes perdidas en el cielo
Van lanzando toda su mercadería
Las gotas caen como flechas diagonales
Ínfimos océanos del aire
Disparos del Cielo contra la Tierra
Agua que elige regresar
Ella, poco me importa
Seguro que a ustedes menos
Pero era calientita e impermeable
Tenía un bolsillo con cierre
Era a todas luces mía
Mañana, si llueve, me hará falta
¿Estarás conmigo cuando sea primavera?
Todos los nombres son los nombres de Dios
Ella, cuidadosamente rompe sus poemas y baila
Llora sobre el piano
Fuma mientras debe café
La Montaña Sagrada está feliz con sus luces
Las dragonas se besan en las esquinas
Hay almendras en la ternura
El mar teje y desteje sus sueños
Yo nado bajo mi Luna y pienso en mi hija
El Triunfo de Baco, Diego Velázquez, 1629, Museo de "El Prado", Madrid
Baco está sentado sobre un barril
Velásquez amplía el mundo de Caravaggio
A la fiesta acuden dioses y humanos
Jóvenes y viejos
Cuatro seres coronados
Dos con sombreros
Tres con la testa desnuda
Dos hermanos de nariz contenta
El rostro juvenil de un homicida
*
El dios renacido mira a Diego
Le reprocha haberlo secuestrado desde Italia
Culminar la apertura de su toga
Envejecerlo
Exhibir su ombligo
Volcar la botella que reflejó al lombardo
*
Hace justo 28 años
el “Triunfo de Baco”
presidía la sala de
nuestra metamorfosis
La extraña pintura habla del poeta
elevándose a otro estadio
mediante la vid y sus caldos
pero habla mucho más del arte
su extensa red de conexiones
hermandad entre muerte y vida nueva
*
Hoy volví a examinar aquella obra
antes de recibir mi propia corona
y recuerdo a raudales la sala llena
Carolina, Javiera, Arturo, Lorena
El alma fuerte de Ida
Mi querida calamar
Un elegante Pez Espada.
Entre cadenas, piedras
y océanos: nuestro círculo,
tanta luz empujando el tiempo
canciones de padres y abuelos
nuestro licor dulce
mil abrazos sellados con fuego
La verdad del fuego es la verdad de Judith
Mancha su alma para salvar su pueblo
Degolla generales
Renunciando se torna libre
El día son horas que riman
La mañana es joven y creciente
El mediodía es sencillo
como rostro del sol
La tarde
va cayendo en nuestro cuerpo
quietamente
hasta enfadarse
herir de sangre el horizonte
y despertar al cielo
que nos fulmina
con sus ojos eternos
No le temo al futuro
Me temo a mi mismo atrapado en el silencio
Herido por la aurora
Renacido en el despertar de este pueblo
La ley golpea mi mirada
También los gritos y los reclamos
El reproche de los justos
La punzada y el fango de la burocracia.
Entonces, alzo la cabeza y observo
Estudio
Elijo mis pasos con prudencia
La ley me mira en 360 grados
Oculta sus aristas
Me apunta desde sombras
Lanza sus párrafos a mi cabeza
Mi madre está hecha de sol
Hay lluvia y ríos en su piel
Benditos glaciares
Cielo de Atacama
Calles Andinas
Multitud de primos
Chancha y burros
en Guillermo Rivera.
¿Qué nombres no son bíblicos?
Eva, Adán, Jezabel
Leah, Raquel, Sara
Ruth, Verónica, Rebeca
Rubén, Moisés, José
Noé, Isaac, Jacob
Esaú, Enoc, Benjamín,
Labán, Mateo, Jesús
Saúl, Caín, Abel
David, Jonathan, Abraham,
Amós, Salomón, Magdalena
Jonás, Pablo, Bernabé
Juan, Agar, Salomón
Urías, Betsabé, Nicodemo
Hiram, Pablo, Salomé
Herodes, Santiago, Isaías
José, Marta, Lázaro
Jorge, Elías, Isabel
María, Miriam, Sansón
Goliath, Exequiel, Potiphar
Daniel, Pedro, Noemí,
Bilhá, Jeremías, Magdiel
Zilpa, Cora, Judá
Samuel, Sisac, Leví
Roboam, Gabriel, Pilatos
Galión, Raúl, Timoteo
Safira, Ananías, Felipe
Tomás, Matías, Joel
Joiada, Zarahi, Efraim
Camuel, Ocrán, Lilith
El sol salió por occidente
La hierba regresó a la tierra
Aconcagua retornó a su cordillera
Las cosas perdieron su nombre
Luego del trastorno, la once
Chocolates y churros
Ostras
Besos en Alamedas y Avenidas
La verdad al interior del deseo
El sol salió por occidente
Los niños volvieron a sus cunas
Los muertos regresaron de sus tumbas
La Justicia quedó prácticamente igual
Nunca aprendí a llorar
lo hago de manera espontánea
surge cuando pienso en nuestro pueblo
en mi madre
el impulso del bien sobre la tierra
Voy rumbo a nunca
Llevo mi nariz y algo de mi muerte
Este pastel de frambuesas
Un siete de picas
Rencores que aún no purifico
He pensado un nuevo cielo
Con sereno cuidado
lo añadiré a tu nombre
y tendrás siete soles
para alumbrar tu lunes
Así agradezco
tus desayunos y tu cariño
mientras Chile despierta
de su tristeza
y tu sonrisa se lee en mis silencios
Así agradezco amanecer y risa
Tanto pan con quesito
La puerta que cierran tus llaves
Las galletas que dejas en mis bolsillos.
¿Qué espíritu ha elegido mi cuerpo?
Un ladrón quemado en la hoguera
Tal vez una niña tejedora de alfombras
Un quechua del altiplano
Las madre de diez niños en la India
Tal vez fui piedra en un río
Rayo de luz
Montaña cubierta de selvas
Un caracol caminando entre la hierba
La copa en que beben los tristes
¿Lo ha elegido mi espíritu?
Quizás fue una castigo
Una ruta obligada
Genuino azar después del Curanto
Triunfo de abrir los ojos y abrazar a mi madre
Los niños regresan de la playa
el sol va pegado a sus rostros
bajo su sonrisa:
collares de conchitas
la emoción del oleaje
las manos saladas del planeta