No basta con elegir la belleza
Hay que besarla
Cruzar sus columnas de luz
Palpar su invierno
Elegir su manto de sol
No basta con elegir la belleza
Hay que besarla
Cruzar sus columnas de luz
Palpar su invierno
Elegir su manto de sol
Para besar, sólo tu boca
Hacerlo en el Claro de Luna
En la raíz del bosque
Incluso en la memoria
Para besar, nuestra noche de bodas
Año Nuevo
Lo aviones
El regreso a lo nuestro
Para besar, tu manos
Tu piel suave y tibia
Tu frente de pensamientos
Tus rodilla que siempre bailan
Las aves tocaban la flauta de pan
Todo era verde salvo la novia
El vino tinto
Nuestro cielo sembrado de estrellas
La guerra, más allá de entender
Entonces ella pintó su mano
y él escribió sobre su piel
Eran dos novelas
Dos fugas buscando encontrarse
Parir sinfonías
Convertirse en hogar, cine, lugar del Edén
Ella amparando los silencios
Él descubriendo su luz
Ella vestida de blanco
Él de turquesa y verdeazul
Fuimos a buscar la primavera
y estaba cerrada
se alimentaba de frutas rojas
y las devoraba entre cuatro paredes
sin dejar escuchar sus silencios
ni el sello de sus bellezas
*
Decepcionados
recogimos joyas turquesas en el camino de retorno
una caja de secretos
un tecitos con kuchen de abejas
La niña reacciona ante la música
asume vibraciones
recibe el eco de estrellas
sentir del autor
proeza de unas manos sobre el poema
Hoy jugamos el partido
Desplegamos papeles ante el estrado
Dimos voz a los testigos
Los atacamos
Valoramos la prueba
Esperamos un tanto de justicia
He pensado en vestirte de rosa
Amada reina ojiverde
Encender la piña con gin
Sumar cassis y angostura
Al modo de los viejos benedictinos
Buscar un espacio para lo antiguo
Luz y oscuridad del género enclaustrado
Es domingo y trabajo
Cierro el azul de los cielo y continúo estudiando
Gestando chispas de justicias
Desafiando los poderes del hierro
Creando el jardín y el hogar de la luz
Antes del mar
chispazos
fulgor en la Sinfónica Juvenil
Paolo Bartolomeolli en su salsa
conversando con niños
invocando sus siete años
ese encuentro con la fuerza de Beethoven
Juzgo al amor por sus silencios
Lo mido por sus verbos
Por su forma de tocar
Por la estrella que crea en mi conciencia
He escrito mi vida sobre olas de mar
Y llegué al fin de mis nombres
Frontera de mi pulso
Ribera oriental
Punto en que nace la luz
Volver a Chile
Regresar en primavera
Llegar a los ojos de mi hija
Su casa de regalos
Sus ganas de estar conmigo
Volver a Chile
Regresar a mi hogar sobre el Océano
Mi trabajo de hacer justicia
Crear belleza
iluminar la tierra
Volver a Chile
Saludar nieves y rocas eternas
Cruzar entre justos e injustos
Entregar mis piedras del Jordán
Mis fragmentos de la Academia
Un pedazo de Acrópolis que traigo para Pümpin, don Rodolfo.
Algo nos condujo a las ruinas de la Academia
El espíritu de aquel bosque
El pensamiento
Cierta alegría en sus higueras
El corazón griego de Marta
Nuestra luz cruzando laberintos de Atenas
Bendita Atenas porque soporta a sus taxistas
y rescata el tiempo en el Museo de la Acrópolis
tanto dedal y lámparas
frisos que luego fueron puzles
casas en que vivieron tantos
fuentes que antes visitó tu espíritu
música y danza
escena en que gané mil aplausos
Nuestro Asalto a Santorini fue tranquilo
Lo esperamos almorzando en la terraza de Proa
Aguardando nuestro número 12
Tres cruceros asediando un barranco
Cuando al fin llegamos
Decidimos evitar el cable y sus dos horas de espera
550 escalones
El viejo camino de las mulas
Subimos con calma y mucha agua
Los rostros rojos
Compañía mexicana
Café Freddo con vista al mar.
Cerca del funicular
El acierto de los choros
Su caldo con tomillo y aceite
Sabor de otro mundo
Vino rosado de Grecia
Antes de bajar
Terraza de atardecer
Carola fulgurante
El cielo en brebaje de piña
Sentir el sol en nuestro viaje
Descender amparados por Media Luna
Cielo de pocas estrellas
Imitar el zigzag de las mulas
Conversar con el tenor
Celebrar en el bar de cristal
Descansar de Israel disfrutando Patmos
Sus sillones para maridos
Mil cositas para Isidora
San Juan instalado en su Luz
Me gusta la luz de Chipre
Me gustas tú en Chipre
Tanto calor en la ribera
Helado en nuestras bocas
Vehículos bajo la regla inglesa
Un café con serbios
Un anillo en tu mano
Primer encuentro con las mulas
La jornada en que nos sumergimos en el Jordán
fue comenzada en Haifa y sus jardines colgantes
junto a Elías en el monte Carmel
belleza de todo lo Bahai
casita de María en Nazaret
En los ojos el Monte Tabor
Horizonte de Armagedón
Aguas que emergen en Galilea
y viajan a través de su río
allí donde mojamos nuestros cuerpos
extrajimos sus piedras
luchamos contra sus pequeños y hambrientos peces.
Por supuesto, hubo multiplicación de vino
La noticia del pan que a todos alcanza
Montaña de las Bienaventuranza
Hermandad entre Paz y Virtud
Excepcional aquella colina
se respira paz y belleza
el espacio aún vibra
las aguas aún destellan la Luz