
La primavera no cabe en Quillota
Enero 17 de 1974
Dos cuarenta y cinco de la tarde
Pablo Gac Espinoza
se marcha y no se marcha
Alcalde electo en 1971
Hasta la alta estrella: mi padre
Él no abandona el Aconcagua
secretos rincones del Mayaca
sauces que conoce desde niño
el chincol y su tío Agustín
surcos, adobe, antigua plaza
zapatos reparados por sus manos
En la humedad de esta tierra
es aún rostro del pueblo
defensor de peones y obreros
niños que liberan su alma
Junto a ellos - sus hermanos-
avanzó pasos de luz
horadó señoríos del hambre
extendió el amor
elevó la estatura de su Patria
Protegió auroras desde su cargo de alcalde
Enseñó el poder de la esperanza
Reforma de la tierra
Buena nueva del oprimido
Digna plenitud del que trabaja
Si tuvo miedo, lo domó con templanza
Dejó por herencia sus herramientas y algunos libros
Acerada bondad de su conducta
Fe intensa en lo humano
En suma, toda una inmensa galaxia
Incapaces de reprocharle una chaucha
criminales de mínimo ingenio
inventaron el asalto a la patrulla
fantasía sobre fuga
matanza a sangre fía
ocho familias enlutadas
Frente a Quintero
El océano recibió aquellos cuerpos
Mil personas en llanto
Decenas de niños sin padres
Rieles y corvos devorando las miradas
Tras mil vientos de piedra
Sentencia con media prescripción
Apenas gotas de sol
Poco y nada de equidad
No hubo asesinos en la cárcel
Tan rasgada la bandera
Tan estrecho el regimiento
Y tú, padre, amigo, compañero
No dejas de viajar en nuestras almas