24 de octubre de 2010

One is not Born a Woman









Aplicar locura al viaje,

desligándonos de la palabra,

pues antes de ella,

no fuimos mujeres ni varones,

sólo almas riendo en

su auto lila,

jugando con los pies desnudos

sobre los pedales,

laboriosas en el arte

de romper máscaras,

examinar vellones,

beber los pezones del día,

rescatar a Hipólita

desde el inmundo barco de Teseo.


Derrotamos el orgullo de gigantes,

aplastamos sus marionetas,

porque la realidad también es libro,

foto, cine que mira

mientras dos muchachas se besan

y crean la paz.


Rehacer los libros,

buscar nuevos senderos,

discutirlos, enfrentarlos,

porque de libros está hecha la memoria,

la utopía, los ojos del gobierno,

la vara del mago Festón,

las leyes de los verdaderos dueños del día.


Ayer vimos “El Quijote” en la bellísima y bien hilada versión del director soviético Grigor Kozintsev.

Esa experiencia, más la carta que recibí de una amiga lesbiana que reencontrándose con su espíritu, recorre los caminos de Rocinante, me llevaron a profundizar sobre el tema.

Encontré entonces “El viaje sin fin” de Monique Wittig, que se apropia de El Quijote en una ruta radicalmente femenina.

De esas fuentes nació este pequeño poema, cuyo título está tomado del ensayo del mismo nombre elaborado por Monique Wittig.

No dejen de visitar los enlaces sugeridos, pues son una buena fuente de nuevas perspectivas.

En las imágenes, apreciamos un grabado tradicional de Gustav Doré, procedente  de Wikipedia, y una imagen de la película ya citada.

3 comentarios:

lichazul dijo...

Rehacer los libros

en eso está cada pulso vital
somos bitácoras originales


feliz domingo

Lety Ricardez dijo...

Recrearlos, si, es má que un pasatiempo, una necesidad de vida.

Saludos

Raphael Souza dijo...

Greetings from Brazil, congratulations on the blog!

http://raphaelsouzza.blogspot.com/

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años y años de blog!!!!