18 de mayo de 2012

Alicia y Alicia

Delicada y breve
como tarde de mayo,
morena , sonriente,
fuerte y frágil,
vestida de blanco,
enamorada,
interior.
Así era ella.

La vi en mi sueño,
pequeño sombrero en la cabeza,
alumbrando escaleras de Valparaíso,
sencilla en su elegancia,
pura como agua sobre rocas,
ser llamado sutileza.

En la calle
había burros cargados de leche,
vidrios verdes,
niños descalzos y alegres,
poemas gritando desde los techos.

Entre las gentes,
vi también a mi abuelo.
Sus ojos como joyas del océano.
Espíritu en las obras del pueblo.
Manos gigantes como mundos.
Hierro y desierto en su templanza.

Luego vi a mi madre
lanzada sobre calles de piedra,
madera en rodajes de acero,
risas sobre cemento y viento,
niña de sol
en ciudad que cae
como un trueno.





Madrugada del 18 de mayo de 2012.
Pensando en mi madre y en sus padres.

1 comentario:

indianala dijo...

Sensible poema, hermoso. Leer tus poemas es ver, es sentir, gracias Gonzalo.

Un abrazo

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