
Querida hija:
Se dice que en lo profundo, “Sueño de una noche de verano”, el tema de tu primer cumpleaños, trata de la inestabilidad del deseo satisfecho.
Esa volubilidad suele afectar al amor de pareja, que obedece a los juguetones designios de Cupido, quien conduce nuestros deseos, tal como un niño que salta de un juguete a otro.
La estabilidad del amor por los hijos, parece ser el contrapeso a las bromas de ese dios infantil.
El amor por ellos tiende a desarrollarse en forma más estable, ayudado por la proximidad de los egos y la maravilla del continuo desarrollo de nuestros pequeños, que seguidamente nos regalan dulzura, abrazos, palabras, pasos y una vida entera que van construyendo.
Mañana, cuando el hada que se ocupa del rocío me cuente que tus ojos cumplen un año de amistad con los rayos del sol, convocaré a todos los espíritus que vibran con tu sonrisa.
Vendrán las entidades benignas del bosque. Hadas y duendes nos recibirán junto al viento de la tarde y una maga bailarina hilvanará nuestra alegría entre las rosas del jardín.
Estará Manuel, el niño que abre una época de alegría; Maia Gea, la duendecita que regala sonrisas; Amanda y Vicente, dos hermanos llenos de energía; y, Sofía, el alma más nueva de nuestro mar.
Isidora. Agradezco a la vida la bendición de tu mirada. La ternura de tus abrazos. El júbilo permanente de tu continuo respirar.
Tus ojos son la puerta de entrada a nuestro bosque!!!!!
La imagen corresponde a la obra "Puck", de Joshua Reynolds, 1789.