27 de mayo de 2013

Zapatos Rojos



En diciembre de mis seis años
calcé por primera vez
unos zapatos rojos.
Desde ellos,
vi al dictador en el patio de mis juegos.
Revista final del  Colegio.
Año 1974.
¿Por qué no lo he olvidado?
Eran botines
con  adornos de acero
que defendían mis pasos
y me hacían irreal en el infierno.

En los noventa,
adquirí mi segundo par en el Soho
cómodos como el viento
y que todavía conservo.
Un gigante negro los llevó a mis manos
 y acarició mis rodillas
mientas probaba los zapatos
sellando con su exceso
el regreso del fuego
a las raíces de mi cuerpo.

Años después.
Supe que por siglos
el  calzado carmesí
fue privilegio de príncipes
que lo usan los héroes del tarot
y marcaron la vida Jodorowsky
cuando  en Tocopilla
un niño murió deslumbrado
al recibirlos como regalo
de su amigo hechicero.

Ahora compraré un tercer par.
Lo vestiré en las fiestas de San Juan
en los grandes círculos de unión
en los días de abrazar a Isidora
en las noches
que camine hacia mi estrella.

Lo haré con conciencia de sus poderes.
Atento a sus efectos sobre mi cielo.
Sobre mi aurora.
Sobre mis sueños.







La reproducción de "Los zapatos rojos", de Deborah Bays, proviene de  este sitio.
Las fotografías de Benedicto XVI con sus zapatos rojos provienen de este sitio.

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