11 de enero de 2022

Sanando en la sinagoga durante el Shabat

 




Era sábado y entré en la  sinagoga

Había allí un hombre con la mano seca

Me sentí presa de una trampa

pero le pedí al hombre 

que se pusiera en el centro y dije a todos: 

¿Es lícito, en día de sábado, hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?

y la única respuesta fue el silencio.


La ira se asomó en mi alma

y  apenado por la dureza de tantos corazones

pronuncié "alarga la mano"

y en enfermo,

extendiéndola, quedó sano.


Los fariseos salieron enseguida

y tras los muros

planearon mi  muerte

junto a los seguidores de Herodes.


Dicen que  en este texto figura mi palabra y mi ira,

pero es un poema de Gonzalo

sobre un pasaje  que marca divisiones

chispa de Jerusalén destruida

en que una nueva Iglesia

busca repudiar su origen.


El hombre con la mano seca

y la higuera que no da frutos

son Israel

retratados como extraviados en mil reglas

y alejados del Amor.




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