14 de noviembre de 2005

Hace cinco años

Esta noche, nuestros cuerpos no causarán un corto circuito; mi boca no buscará tus labios; no llegará tu hijo de improviso; no buscaré con escasa fortuna, encontrar el camino adecuado entre los pliegues de tu carne.

Más tarde, no llamarás para saber como he llegado a casa; probablemente, ni siquiera pensarás en mí.

Pero algo de ti se quedó en mis ojos; desayuna conmigo en tazas del Perú; me obliga a guardar silencio cuando observo a algún artista; me llama “quejoso” cuando sopla un viento de reclamos en mi alma.

Gracias Princesita, por unos meses maravillosos.

G.

4 de noviembre de 2005

con dos a la vez

Ellas llegaron a la hora pactada; bailarinas de profesión, derramaron sobre las paredes y la alfombra su pegajosa música tropical, que por esa tarde de domingo reemplazó Brahms y el jazz.

Comenzamos por beber champaña, luego vino un frenético danzar en que sus cuerpos excitaron mi piel y mi pasión.

El quinto tema fue en la cama grande.- La morena se llamaba Claudia, la delgada y blanquita llevaba por nombre Tamara.

Se impresionaron con las fotos de Carla en la pared. Yo me impresioné con la capacidad de ellas para vivir en libertad su cuerpo de ninfas musicales.

Sus números quedaron en mi almohada y en mi memoria.
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años y años de blog!!!!