3 de marzo de 2017

Carmen Gloria Quintana



Comienzo a pensar el poema del 8 de marzo.
Y allí estás tú.
Respiras resiliencia.
Sentido de historia.
Noviazgo del verano con la Luna.

Pronto vendrás y seremos abrazo.
Sol de ti  niña.
Tierra de madres.
Sencilla valentía de valores.
Honrada altivez de la esperanza.

2 de marzo de 2017

Karateca

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La niña gusta del Karate.
Gobernar su cuerpo.
Observar con la espalda.
Avanzar y girar.
Ser grito en el puño.



https://youtu.be/DZlUgkTGeAQ

1 de marzo de 2017

Cueca



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Sólo gigantes bailan cueca.
Marcan el aire con pañuelos.
Seducen  y asedian.
Dejan su brazo al consuelo.

Para ella, la defensa es el ataque.
Insinúa  sin  ceder.
Protege con su paño.
Habla con  la tibieza de su rostro.






28 de febrero de 2017

Dios ha muerto.


Dios ha muerto.
La CIA lo ha matado.
Aviones sobre el once.
Purga en Ejército Rojo.
Hambre en planicies de África.
Grasa en almuerzos del mall

Murió en  bombardeo de Tokio.
Fue niño  asesinado en Auschwitz
Profesor degollado,
Pequeño príncipe hemofílico.
Fusilado en Estadio Nacional.

Allí está su cadáver.
Yace en el hedor de la historia.
Bienvenido el amor del dinero.
Acciones en posiciones sólidas.
Uranio y oro a raudales.
Bonos de facebook y gmail.

Nuestra Familia




Bodas de Oro, 24 de febrero 1967-24 de Febrero  2017.

El Origen

Estamos en 1906, a sus cinco años,  Olga Maturana Santelices,  extraña a  su padre,  el  obrero anarquista Clodomiro Maturana, quien  viajó desde Santiago a Antofagasta integrando un  pequeño grupo  revolucionario enviado para ayudar en la organización de la huelga  del Ferrocarril Antofagasta Bolivia, demandando principalmente, la extensión del horario de colación. 

El movimiento culminó con la Matanza de  Plaza Colón el 6 de Febrero de 1906, ejecutada por  la guardia armada del alto comercio y  marinería de la fragata  Blanco Encalada.

Se cuenta que Clodomiro llegaba y salía de los puertos a nado, buscando evitar los controles policiales. Ahora,  siempre que buceo o que doy brazadas en el agua, pienso en  mi entrañable bisabuelo.

La tarde del jueves 16 de agosto de  1906,  a las 19.55 horas, un niño de siete años, Gustavo Isaac  Villar Esquivel, realiza sus tareas  mientras se desencadena  el Gran Terremoto  que destruyó Valparaíso. Nunca olvidará aquella hecatombe. Nunca conocerá a su bisnieto  Germán que se salvó a nado del maremoto de 2010 en Robinson Crusoe.

Es la segunda década del  siglo  y Andrés  Bordón levanta en brazos  a  Bladimiro -su  nuevo hijo-  y  lo presenta a la diosa de la noche,   tal como lo hicieron  sus ancestros  collas,  mucho antes de ser desalojados de sus tierras en la banda oriental de Los Andes, en aquella operación militar  binacional contra civiles  que nuestros  Estados llamaron “Guerra del Desierto” y “ Pacificación de la Araucanía”

Bladimiro  conservó de su pueblo la costumbre de caminar durante horas, como si todavía viviera en aquellas  serranías, partiendo antes del amanecer,  buscando luz en una pequeña escuela, amparado por la  buena Luna de la que habló Atahualpa Yupanqui.

Alicia Garrido Aravena es una joven  morena, genuinamente cristiana, vive  en Valparaíso sobre Plaza Ecuador, mientras sus padres liquidan centenarias tierras de Limache. Su madre se llama Aurora y tiene toda la autoridad de la heredad agraria.

Alicia Garrido  es hermosa en sus silencios y delicadamente coqueta. Pronto Miguel, uno de sus muchos  hermanos,  le presenta a un  amigo oriundo de Copiapó, un joven  apuesto que estudia en la notable obra universitaria que legó a los estudiantes  humildes don Federico Santa María. Se trata de un  muchacho que acaba de cumplir su servicio militar en la aviación y al que décadas después  llamaremos “Tata Mero”. 

Se casan y viajan al norte, viven con los padres de Bladimiro,  Andrés y Luisa, de modo que sus hijas van creciendo en un mundo de primos y tíos, toda una comunidad humana de la que se alejan  paulatinamente por el andar de las locomotoras que conducía nuestro abuelo  y la muerte de sus  ancestros.

Entretanto, la niña Olga crece. Domina la razón y aborda las emociones desde una bondad conmovedora. Donde ella está todo se vuelve sereno.  En la agitada ciudad obrera de Antofagasta, es nombrada Secretaria del Tribunal del Trabajo y luego Inspectora del Trabajo,  la primera mujer chilena que cumplió esa responsabilidad.

Ante la catástrofe de la depresión mundial  de 1928,  Olga,  joven funcionaria, recibe el encargo de acompañar a los miles de cesantes que abandonan  el norte salitrero en busca de una plaza en la agroindustria del Aconcagua o  en  las  importantes obras públicas de aquellos años.

En nuestro país se cierra el ciclo del  estado oligárquico  y tras una década de inestabilidad y violencia política,  se consolidan  derechos sociales.  En la nueva generación familiar  todos  los jóvenes van a la Universidad. Se desarrolla un sistema de salud y otro  de pensiones. Se inicia el voto femenino.  Desde 1920 la educación primaria se torna universal pública y obligatoria hasta cuarto año primario. Surgen vías férreas y carreteras.  Nuestra abuelita Olga colabora desde la Dirección del Trabajo, organismo del que llega a ser Directora Provincial.

En su genio autodidacta, dedica energías a investigar y  escribir.  Sus obras sobre los derechos de la mujer obrera son todavía citadas como un valioso aporte a la  humanización de las  condiciones laborales.  Pero no le basta con ello, también se deja tiempo para ser voluntaria de la Cruz Roja  y desde comienzos de los años treinta, constructora de templos de virtud en la naciente francmasonería mixta de Chile.

Al amparo de las tres luces conoció a Gustavo, que tenía una vida de enamorado y deportista, un matrimonio anterior  y  la  elegante gallardía de su  físico,  que incluso a los 70 años  le permitía apagar el fuego de un golpe, como  si aún fuera  el brillante puntero derecho de Everton  campeón 1916 o el joven que contribuyó a crear el Club Deportivo Playa Ancha.

Inspiradoramente  feliz era aquella pareja.  Su mesa de catorce asientos  solía estar llena de gente, atraídos en su mayoría   por la presencia de Olguita, su conversación, su alegría al cantar, al jugar cartas o al tocar el piano.

Su hogar era cálido. Solían haber caquis en las repisas; multitud de ensaladas, manzana rallada, pantrucas, pescados de roca, el trabajo metódico del reloj cucú.

Poco antes de 1960,  el abuelo Gustavo perdió su patrimonio al invertir en  la Compañía Olivera del Pacífico,  que presidía el  senador, hermano de ideales   y viejo conocido de la infancia, Salvador Allende Gossens.

Ese traspié fogueó el carácter de Ramiro, hizo que la abuelita Olga vendiera su piano y retornara al mundo laboral como vendedora de libros puerta a puerta. En adelante,  el joven estudiante  trabajó por las noches atendiendo máquinas automáticas tocadoras de discos y cortando boletos en la peña de los Parra, entre otras actividades. 

Se dice que el tata Gustavo  liquidó  hasta el último bien para devolver lo invertido por quienes confiaron en él. Así era su ética espartana. Aquella honestidad  descollante.

Otra tragedia fue el ahogamiento en una piscina de la joven ahijada de Ramiro, hija de Eliana Venegas, que luego sería compañera de estudios de Alicia.

Unidos desde jóvenes.

Por fin estamos en los sesenta, tras la crisis de los misiles y el naranjazo, Chile vive un proceso revolucionario. El Che ha sido asesinado en Bolivia y es nombrado Presidente Honorario del Festival del Cine de Viña del Mar. Se desata la reforma universitaria. Hay tomas de fundos. Huelgas de profesores. Hierve la reforma agraria.

Una joven rubia, estudiante de pedagogía en francés y de deslumbrantes ojos azules es elegida  Reina de la Semana Mechona.  Tiempo  después, Ramiro, estudiante de odontología de permanente promedio siete, tendrá oportunidad de hablarle en la casa de Recreo de su comadre Eliana.

Comienzan  a pololear  y Alicia  hace un viaje por tren a  Buenos Aires junto a compañeros universitarios . Ramiro se desespera por su ausencia y parte a buscarla. Se casan pocas semanas antes de que mi padre se recibiera de odontólogo.

Por imposición de la abuelita Alicia, la boda es en la Catedral de Valparaíso el  12 de febrero de 1967. La fiesta es en el Centro Santiago, hogar de la masonería mixta porteña, ubicado en parte del sitio que ahora ocupa el Congreso de la República.

 El fotógrafo se embriaga y todo el registro de aquel día se extravía, por lo que se conservan sólo las fotos de estudio.  La ropa de Ramiro era arrendada. El menú contempló camarones de entrada y pollo con acompañamiento.

La orquesta contaba con un eximio violinsta de aquel tiempo.  En los descansos de los músicos profesionales, compañeros de estudios improvisaban con la guitarra y el piano.

En junio de 1967 fueron a un curanto de profesores en Cerro Castillo y tras  compartir con gente y  probar el vino de la tierra, concibieron  a su primer hijo, en su pequeña casa de calle Cirilo Amstrong en  cerro Miraflores. Al año siguiente, llegó Tanita, luminoso, flaquito, musical, alérgico y llorón.

El antiguo hacer de las abuelas.

Ante padres llenos de actividades, la abuelita Olga dedicó gran parte de sus afanes a cuidarme, enseñarme quehaceres de la cocina y la magia de los libros, implicarme en juegos de cartas, llevarme a disfrutar el paseo por la ciudad recibiendo infinidad de sonrisas y abrazos. Fue mi pequeño paraíso. El lugar desde el que me expulsó su muerte.

La despensa de la abuelita Olga estaba siempre bien provista.  Sabía que en nuestro país  al terremoto lo sucede el incendio, la inundación y  la revuelta social.

La abuelita Alicia hizo otro tanto con Tanita, por lo que el niño creció  en cercanía de sus tíos, en Placeres y en calle Urriola. Cerca de los cuentos de tía Cecilia. Los cariñosos regalos de tía Myrtha. Los juegos de fantasía con el Tata Mero. La seriedad karateca del tío Vladimir. El arroz con papas fritas que preparaban en ese hogar.

La  familia vive, mientras muchos desaparecen.

El  quiebre entre el tata Gustavo y Salvador Allende, cuatro veces candidato presidencial de la izquierda,  provocó que Ramiro  tomara cierta distancia de la actividad política y se centrara en su labor dental y en  su desempeño académico  que remataría con su elección como Decano  hacia el cambio de siglo. Su disciplina científica es la fisiología,  que busca desentrañar los misterios  del funcionamiento del cuerpo humano.

En 1974, Caviedes, un quinceañero muchacho colorín,  llegó a refugiarse a nuestra casa luego de ser detenido por tirar panfletos.  Muchos años después nos visitó tras su exilio en Argentina.

Después,  Ramiro atendía  prisioneros políticos y creaba en su estudio una pequeña sala de encuentros para parejas separadas forzadamente.

En 1976, meses después de la muerte de la abuelita Olga, de improviso llegó Daniela, un poema de alegría para sus padres y hermanos mayores.

En  enero de 1980, mamá  esperaba otro hijo,  el ocho de enero fue a parirlo. Los  hermanos  discutíamos si sería niño o niña y  definíamos la fiesta que sería su vida. Por la tarde llegó el papá. Sus noticias eran otras.  El niño no sobrevivió al parto.

Tras esa tragedia, nuestro hogar se llenó de pulgas y ratones. Murió también el abuelo Gustavo. Nos mudamos de Yungay a Playa Ancha en 1981.

Meses antes, Chile adoptó una nueva Constitución mediante un plebiscito fraudulento.









Veraneos

En 1971 veraneamos  en  Limachito. En 1972 estuvimos en unas cabañas  junto a personal de la Universidad de Chile en Maitencillo.

En 1972, Ramiro compró la casa de Olmué. La llamó Villa Alicia.  Entramos por la ventana mediante  un tablón. El baño era de pozo  y quedaba en una casita cerca de la quebrada. Nos bañábamos en el estero. El primer día que fui a la parcela bajé la quebrada y me perdí.  Apenas se construyó la piscina, Ramiro nos perseguía y nos lanzaba al agua.  No habría un segundo niño ahogado en su vida.

Los veraneos eran también una oportunidad para compartir con abuelos y tíos que nos cuidaban en estancias que iban desde  fines de noviembre a comienzos de marzo



Los primeros viajes familiares.

En abril 1961,   poco antes de cumplir los 17 años ,  Ramiro acompañó a sus padrinos en un viaje a  Puerto Montt. Las dificultades del vuelo y la coincidencia con el terrible accidente aéreo  en que murió  todo el equipo de Green Cross, hizo que Ramiro regresara en tren  y desechara nuevas travesías por el aire.

En 1978 comenzamos a viajar. Mamá  partió  con sus hijos mayores a Florida en el marco de un paseo organizado por la GUAY. En 1979, mientras mamá  recorría Europa en tren, papá viajó al Sur con Tanita y yo,  conduciendo un amplio vehículo blanco, dotado de tecnología anterior a la era del casete.  

Ahora, siempre que voy al sur recuerdo las vacaciones de 1979, los hoteles en que estuvimos. Balas en la Iglesia de Rancagua. El Hogar de O’Higgins en Talca. La visita a la casa de un campesino que cultivaba trigo. Un zorro en Nahuelbuta.  Frío en Rio Bueno.  Navegación a Corral por el Calle Calle.  Rosas en calles de Puerto Varas.El gran comedor del ahora demolido  Hotel Pedro de Valdivia.  La Hostería de Castro.

Hasta 1980 , Ramiro persistía en su recelo a los aviones. Afortunadamente, su amigo Pancho Corral lo curó de aquella fobia, llevándolo a volar  a muy baja altura sobre las cumbres de Olmué.

Así, Alicia y Ramiro partieron  a la ciudad de  Buenos Aires con los Saavedra  y luego  no han cesado  de  visitar  otros lugares.  Quedaba atrás la época en que mi   padre se desplazaba en barco entre Valparaíso y Antofagasta.

En 1982 fuimos todos juntos a Mendoza, cruzando entre altas paredes de hielo. Allí conocí a Peruco, sobrino del tata Mero e igual a él, pero con acento cuyano.

En 1985, Alicia y Ramiro emprendieron una viaje de varias semanas y la familia quedó  bajo la supervisión de Gastón y Roselba.

Lo que ocurrió  después está demasiado fresco como para escribirlo.



Gonzalo Villar Bordones

24 de febrero de 2017.

27 de febrero de 2017

Humanidad






Humanidad se escribe con  H de mujer.
A igual trabajo igual paga.
Todos somos hijos  de la sangre.
Débiles  clientes de la muerte.
Conciencias embutidas en la carne.
Destinos  embriagados de libertad.
Letras de palabra infinita

Escribo humanidad con G de Justicia.
La observo en medio de un sueño.
Aquello ajeno y nuestro,
Amanecer  en vísceras y sesos.
Libro de multitudes.
Pan amasado en silencio.


La obra visual es de Gottfried Helnwein

26 de febrero de 2017

Isidora pesca


Isidora pesca.
Se hace amigas de los gusanos.
Estudia  costumbres del cardumen.
Domina su caña.
Asume paciencias del verano.
Recoge rauda el hilo.
Disfruta su éxito en las aguas.

Nessun dorma

Poster Turandot.jpg

En este amplio territorio nocturno:
nadie dormirá.
No se dirá mi nombre.
Morirá el amor.
Su recuerdo  engendrará la flor.

Resueltos los acertijos.
Sólo la muerte abrirá senderos.
Sangrarán tus hielos.
Aceptarás el sol.

Pero en  nuestro  cuento.
No estaba Liú.
No despertó su espíritu en tu nombre.
No gritaron de luz las estrellas.
No supo crecer el amor.


Pavarotti cantando Nessun Dorma, de Giacomo Puccini.


25 de febrero de 2017

Isidora lee


Estamos todos  en la mesa
e Isidora lee.
cuenta de disparos en Antofagasta
el relato de su sangre
hacer y sentir de sus ancestros
viento inscrito en la tormenta.

La niña comienza a pensar su  historia.
Imagina la cocina de sus abuelos.
El Karate de tío Vladimir
Ebullición social en los sesenta.

Así pasa del silencio a la música.
Recibe sentidos de la ciudad.
Pausa entre terremotos.
Nuestra  Luz expresada en la tierra.

24 de febrero de 2017

Bodas de Oro





Siempre falta tiempo para vivir.
Elegir otoños
Defender al otro.
Reducir su ausencia.

Faltan años de aurora.
Ronda  de hijos y nietos.
Álbum de lluvia.
Lazo entre el sol y el silencio.

El cuerpo pide horas y asombros.
Feliz abundancia de agua.
Rayos de bien  en el rostro.
La sana memoria del viento.

23 de febrero de 2017

Hijo y Padre


Soy el Gonzalo de mis padres.
Aquel que cargaron en sus brazos.
El que dormía entre ellos.
Ese que va y viene de sus miradas
y sus abrazos.

Soy el Gonzalo de mi hija.
Su padre/ hermano grande.
Su cómplice y compañero de juegos.
Revés del mismo latido.
Ese  que canta en sus sueños

22 de febrero de 2017

Visitas


He visitado el reino de mi hermana.
Sus proezas de niña.
Su tormenta.
El sol naciendo en sus hijos.

También he recorrido mi reino.
Encontré  otra lluvia en mi rostro.
Aurora en mi hija.
Varios desmayos en mi sombra.


21 de febrero de 2017

Noticias desde La Habana

El arcoíris tiene los abrazos  rotos.
Desaliento en el lado del  corazón.
Malestar en su falange.
Vejez y sombra en su espíritu.

20 de febrero de 2017

Pena de cosas buenas


Tengo pena de árboles.
Pena de lugares amarillos.
Dunas.
Zanahorias.
Soldados de plomo.
Monedas de plata.
Silbatos de maestras desnudas.

Pena profunda de silabarios.
Río Bueno.
Tableros de Ajedrez.
Sombreros de abuelos.
Vapor de mariscos.
Silencio grande de bibliotecas.

Me duelen los  brazos de pulpo.
Platos de charquicán.
Parrones de verano.
Chuicos de chicha.
Agua de vertiente.
Verdes choroy de Playa Ancha.


19 de febrero de 2017

Escritores bíblicos.

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Pedro de Berruguete, El Rey David.





Poetas hablaron de Dios.
Algunas veces fueron  profetas.
Otras, escribanos del templo.
Estudiantes de Pitágoras.
Seres de  justicia..
Cronistas   en  ejércitos de oriente.
David amando a  Jonathan.

Así, tras elevar montañas de fe.
Alzan mandrágoras de duda.
Rubén  ha engendrado a  José.
Lázaro ensaya nuestro filtro.
Amistad del soldado romano.
Escondite  en vasija de mirra.

Vanidad de vanidades,
todo es vanidad
y quien aumenta en conocimiento
aumenta en dolor.
Así  todos venimos del  polvo
y todos terminamos en él.



18 de febrero de 2017

Artesana de auroras


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Isidora habita entre notas.
Busca contrapuntos.
Ruta de sonidos.
Hablar de estrellas en sus dedos.

Ha sembrado rosas en el aire.
Es autora  del viento.
Amiga de blancas y negras.
Pequeña artesana de la aurora.




Aquí nuestra música.





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17 de febrero de 2017

Grito


Soy mi grito
Cielo herido de muerte.
Lágrimas sobre tierra.
Estómago del viento.
Tumba y cuna del sol.


16 de febrero de 2017

Ser libre se castiga



Cada día me enseño a ser libre.
Y es como aprender a nadar
o usar una bicicleta.
Sólo que el aprendizaje no concluye.


Cada día me enseño a ser libre.
Y los logros suelen conllevar un castigo.
Risas de la calle.
El enfado gris del poder.

15 de febrero de 2017

Ágape de Verano



Hoy, es aquí nuestra fiesta.
Llegan asombros.
Hermanos de siembra..
Cony.
Fantasmas.
Mejillas rojas de horizonte.
Tomate y pepino mezclados.
Anticuchos formando el menú.
 
Crece una rosa en cada abrazo.
Murmuran copas.
Madura el vino.
Compartimos ensaladas. y panes.
Develamos palabras y símbolos
Satie enseña desde el piano.
Escuchan: La calma y Selene.




14 de febrero de 2017

Elisabet Vogler



¿Crees que no entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Estar consciente y alerta cada vez que despiertas. La lucha entre lo que eres con los demás y lo que eres tú. Una sensación de vértigo y un temor constante a quedar expuesta, a ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Puedes encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras ni falsos gestos. Eso piensas”.

Soy Electra y Elisabeth.

Quité máscaras y velos.

Pensé que tras ellos estaba el sol.

Pero sólo había reflejos.

El deseo.

Isla.

No amar a mi hijo.

Aquella  pena de no ser.

Quise ser Alma

y no pude.

Fui  sólo su personaje.

Me faltó rabia y alegría.

Tormenta y sombra en mi centro.










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