21 de marzo de 2011

Guillermo Núñez





En mi barrio encontré la huella de Guillermo,
espejo del obrero perseguido,
mítico guardián de la rosa,
porfiado defensor de los sueños,
golpeado por su amistad con el brío,
espíritu entre el cielo y la piedra,
humano al servicio de lo humano,
poeta de silencio y colores,
gimnasta de manchas y truenos,
actor en la tragedia del siglo,
testigo permanente de la lluvia,
sobreviviente del infierno,
grito de multitudes desnudas,
hombre en libertad condicional,
hombre azul entre los hombres.





Guillermo Núñez, extraordinario artista plástico, emergió de los sótanos de tortura con una rosa prisionera en las manos.

Ahora esa flor crece en nuestras almas y nos llena de luz en las tardes de sombra.

Es una de las obras que, junto a Myriam Parra, buscamos instalar en nuestro barrio.

1 comentario:

RODRIGO N.K. dijo...

Fluyen los nudos, cuerpos y heridas, esperanza y fuerza en tu escrito... te felicito y disculpa por tutear, es que se siente cercano.
Un abrazo.

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