Tantas veces mi tata
caminando sobre Valparaíso
hundiendo sus zapatos de gigante
sobre la brumosa realidad de las nubes
Hay mañanas en que caminamos hasta Copiapó
y vemos a su pares cosechar tomates
sandías enormes
a menudo más altas que un hombre
con semillas que parecen platos de maderas
o escudos de guerreros aztecas
A veces nadamos en lagunas
creadas con jugo de sandías
y palpamos sus barrigas
en busca de alienígenas
ángeles
o duendes de la selva copiapina
Tantas veces mi tata elevándome a las estrellas
oteando máquinas de hierro en el horizonte
cruzando las puertas de la noche
viajando desde el azul hasta mi alegría

No hay comentarios.:
Publicar un comentario