Ellas danzan en "La Ola"
Rompen paredes interiores
Cantan para extinguir los patriarcas
El manoseo
La impronta que ampara al violador
Ellas danzan en "La Ola"
Rompen paredes interiores
Cantan para extinguir los patriarcas
El manoseo
La impronta que ampara al violador
Mi hija canta para premiar al mundo
Sonríe para extender la belleza
Sueña para crear el universo
El tiempo está desnudo en Reñaca
Aquí cantan las Gardenias
Hay cuecas y tonadas
Valsesitos que grita el cielo
Voces cargadas de fuego
Nuestra noche empezando su vuelo
No soy de barro
Soy el pulso y el libro de mi hija
Aquellos caminos que la llaman
El aire en que respira
El tiempo que cobija su andar
Con la amistad del sol
Celebramos a Chile en Valparaíso
Acudió el Aconcagua con su poncho albo
Nubia con su estrella tan alta
Osvaldo y la esfera azul de su conciencia
Danilo abrazando a su madre
Carlos S. tan cercano a su hijo
Abundancia de luz
Domo y terraza cantaron
Hubo bullas y poemas de pájaros
Nueve voces del vino
Cuerdas sagradas de Simón
Pascuala
Joyas que regala su alma
Vientos que forjan su abrazo
Con la amistad del sol
y el amplio poder de las empanadas
Celebramos nuestra tierra en Valparaíso
Chabuca y Violeta brindaron
Isidora jugó con mil discos
Carola buscó la proa del viento
Mi luz exploró el laberinto
Justo en el cielo: La Paty
Matriarca de lo humano
Pily serena en su alegría
Mujeres peinadas por la nieve
Mil muertes de Chile
Mil auroras que vuelven
Estaba Carlos, artista del espacio
Voz del metal entre maderas
Trazador de lo imposible
Hombre que repara el olvido
El año castiga al mes
91 baila con la tragedia nuestra
Nubia habla de cantoras porteñas
Hay temblor de música en la casa
Fernando ata y desata la historia
Mónica y Paula nos llenan de risa
Hay crepúsculo en los techos
Cierta urdidumbre de vida
Nunca dejo de ser
Soy firmamento y conciencia
Soy en el bosque y en la huerta
En mi hermano árbol
En la lluvia que cae sobre mi rostro
Soy el poema escrito por tus ojos
Tu carne y tu luz
Tu abrazo
El canto que escapa de tu cuerpo
En mi corazón: mercurio
Lo descarto
Envuelvo sus restos en la sombra
Lo observo retornar en el mar
Envenenar las tormentas
Agredir la ternura
Horadar la paz
Miro la arena y observo un corazón
La mitas de mi sandía
Una serpiente bordada
El alma de un Colibrí
Miro la arena y veo los trajes azules de la muerte
La hora del fin del mundo
Mi sombrero en Ucrania
El viento que sella las urnas
Busco ser otro Gonzalo
Tal vez uno con más ejercicios
De espalda más recta
Pero padre de la misma primavera
Carlos visita el Estadio Nacional
Abraza el poema de su padre
y el de tantos que allí sufrieron
Espíritus se acercan y saludan
Palpitan los silencios
Abre sus secretos la paz
Hay en el recinto un fluir de luz
Hilo de ternura que nos une
Música de esferas y astros
Duerme el tiempo sobre el cemento
Despierta en los cristales de septiembre
Mañana iré a Quillota
Hablará mi luz sobre Eduardo de la Barra
Voces y silencios de mi alma
Mis hermanos heridos por la muerte
Astros de bien que amparan mi andar
La letra azul con que escribe mi alma
Eduardo de la Barra Lastarria
Logias “Unión Fraternal” y “Deber
y Constancia”
De la Barra, Archivo
fotográfico, Sala Medina, Biblioteca Nacional
Eduardo de la Barra Lastarria
Romántico, ingeniero, radical
Presidió el Liceo de Valparaíso
y el gran Instituto de Rosario
Embajador en la llanura charrúa
Pionero en Escuela de Artesanos[1]
Columna en “Deber y Constancia”[2]
Maestro tutelar de Quillota[3]
Grado 33 desde muy antiguo[4]
Periodista y apóstol de
libertades
Irremediablemente poeta
Educador en ciencias exactas
física, métrica, matemáticas
Traductor y escritor
Acerado polemista
Prologuista de “Azul”
Amigo entrañable de Darío
Iniciado ante tres luces porteñas[5]
Refundó el Supremo Consejo [6]
Integró la Real Academia de la
Lengua
Reformó reglas que gobiernan los
acentos
Cuidó la Historia Natural[7]
Fue notable maestro de historia
Guerrillero en las fronteras del
lenguaje[8]
Esotérico y espiritista
En unión de Jacinto Chacón y
Arturo Prat
cruzó las fronteras de la muerte
conversó con héroes de antaño
familia al otro lado del Estigia
Bilbao derrotando el silencio
Perseguido tras Concón y Placilla
Un francmasón en sueño le
concedió refugio
Buenaventura Cádiz Patiño, de “Deber
y Constancia”[9]
Su hermano en jornadas de trueno
Su hermano en las cumbres del alba
En el saqueo de su casa
Perdió su amada biblioteca
Vivió su exilio en Argentina
Conservó serena templanza
Enseñó, pues lo exigía su sangre
Retornó para morir en su Patria
[1]
Fue educador en la Escuela de Artesanos Benjamín Franklin, dependiente del Club
de Estudiantes Liberales
[2]
Allí fue electo Venerable Maestro en 1870
[3] La
Logia “Eduardo de la Barra” alzó columnas en Quillota en 1929
[4]
1882
[5] Iniciado
en Unión Fraternal, probablemente a
mediados de la década de 1860
[6]
1897
[7]
Fundó el Museo de Historia Natural de Valparaíso en 1878
[8]
Polemizó arduamente con los educadores alemanes traídos por el gobierno de
Jorge Montt.
[9]
Futuro Gran Maestro de la Gran Logia de Chile
Ana María Puga Rojas
Ana María Puga Rojas, NN
Ana Amaría y Alejandro[1]
Buscan seguir una vida rutinaria
Se besan en los cines
Mudan pañales de su hijo
Lo retiran cada tarde desde el Jardín
Infantil
Ana María es hermana de Renato
Compañero en la Logia Abnegación
Es actriz
Trabaja sobre su luz
El infinito poema de su cuerpo
Aquel Teatro extenso llamado
Chile
Muchos años después
Álvaro, hijo de ambos
escribió con sus manos
en la ventana de occidente:
“Venían a Buscarme”
Documental de cine sobre sus
padres
Exterminio de la cúpula del MIR
Diciembre 3 de 1974
Avenida Pedro de Valdivia esquina
Andacollo
Allí estaba el Jardín pesquisado
por Osvaldo Romo
Allí la Dina los esperó para
acribillarlos
Extinguir su fuego
Destruir el poder de sus almas
Esa tarde nadie retiró a Álvaro
Una amiga de sus padres lo pasó
por la libreta
Lo envió al cuidado de un tío en
Europa
El niño de tres meses logró
crecer en libertad
El fuego no alcanzó a extinguirse
Mucho menos el poder de esas
almas
que iluminan briosas desde lo
alto
y repiten con su voz galáctica:
Aprender
Seguir amando
No rendirse
El 19 de mayo de 2015, la E. Corte
Suprema condenó como autores del crimen a Pedro Espinoza Bravo y Ricardo Lawrence
Mires a presidio de quince años y un día. A Eduardo Jaime Astorga lo sentención
en calidad de cómplice a 10 años y un día y como encubridor a Miguel Krassnoff
Martchenko, a 5 años y un día.
La señora Nubia Becker recuerda a Ana María como a una niña que compartía juegos con sus hijas entre el verde y azul de Valdivia.
[1]
Alejandro de la Barra, “Nano”, 24 años
en ese momento, alto dirigente del MIR, hijo de Pedro de la Barra, creador del
Teatro Experimental chileno.
![]() |
| Comité Pro Paz Valparaíso, Marta Paz, la tercera de derecha a izquierda y Ornella, la primera |
Ocurrió en Playa Ancha
Su hogar de alegrías
Paraíso de su madre educadora[1]
Taller familiar de
Gustavo Muñoz[2]
Obrero de Paz
Maestro de vida
Marta Paz fue formada
en la ternura
Fuego azul de los delfines
Libre expresión a toda
costa
Rito profundamente
laico
Centro axial de la
armonía
Tras el quiebre de la
República
Cesó su labor en
Tribunales[3]
Y el destino la
condujo al gabinete del Papo[4]
Allí, mudos, animales
inmóviles la observaron
hasta que pronto se
acercó un anciano de barba nevada
y con los poderes de
su alma, logró leer su corazón
Enero de 1974
Surgimiento del Comité
Pro Paz[5]
El hombre santo se
estremeció
Percibió la extensión
de su pureza
Estatura de su amor al
prójimo
Dramático sol de su
coraje
Columnas y bases de su
bondad
Angélica presencia de luz
Tercera década sobre
la tierra
Latido sereno de sublime
inocencia
Pronto nuestra hermana
estuvo en terreno
Zócalo y zaguanes del “Silva
Palma”
Cubiertas de barcos transformados
en prisiones
Embajada de Italia aquella
jornada de odio[6]
Esa vieja cárcel
porteña
Hogares demolidos por
la barbarie
Magia y laberintos del
escape
El travieso Cupido la
unió a un prisionero
Lo siguió hasta el
Reino de Shakespeare
Agosto 2 de 1977
Allí tan lejos volvió
a prodigar humanidad
Siguió amparando
refugiados
Abrigó con su manto a
los niños
Los sanó con fulgores
de su luz
Tiempo y lágrimas
después
Se hizo madre de conciencias
muy libres
Retornó al sagrado Septiembre
Nuestro hogar de
volantines
Logia Unión en
Santiago[7]
La tierra en que se
alza nuestra estrella
[1] La
Mamily
[2]
Logia José Francisco Vergara de Viña del Mar
[3]
Estudiaba cuarto año de derecho y trabajaba en el Primer Juzgado de Menor Cuantía
de Valparaíso.
[4] Sacerdote Andrés Aninat de Viale-Rigo, uno de
los fundadores del Comité pro-Paz en
Valparaíso.
[5]
Organización de las entidades religiosas para defender los Derechos Humanos
[6] La jornada en que Lumi Videla fue lanzada al
patio de aquel refugio para perseguidos
[7] Taller de la Logia Mixta de Chile
Domingo en ojos de Isidora
La niña habitando mi alma
Buscando su ser y su estrella
Cantando y silbando con fuerza
En mi espíritu: Valparaíso
Nuestro cielo en manos del viento
Brasil, Avenida de Luz
Espacio Sagrado
Espacio de Allende
Querida hermana
Llevas la verdad en tu cuerpo
Verbo y sangre de Chile
Talud de sombras
Intensa realidad del mal
Nuestra herida en el costado del tiempo
Hay crueldad eléctrica
Estás en sala de tormentos
Tu conciencia se defiende
Busca en el trueno a Osvaldo
Resiste para no quebrarse
Resiste para bienvivir
Resiste para ser la luz
Bendita hermana
Llevas sol y océano en tu cuerpo
Armonía del viento
Luna que nació en tu vientre
Esa estrella que cuida a nuestro pueblo
Hora eterna en que habita el corazón
Estás en la Patria Liberada
Hay parques y plazas con tu nombre
La paz crece desde tu fuerza
y en cada fulgor de alegría
respira aquel bosque de rosas
que ayer tan noche
que ayer tan muerte
sembraste en la raíz de nuestra aurora