Ana María Puga Rojas
Ana María Puga Rojas, NN
Ana Amaría y Alejandro[1]
Buscan seguir una vida rutinaria
Se besan en los cines
Mudan pañales de su hijo
Lo retiran cada tarde desde el Jardín
Infantil
Ana María es hermana de Renato
Compañero en la Logia Abnegación
Es actriz
Trabaja sobre su luz
El infinito poema de su cuerpo
Aquel Teatro extenso llamado
Chile
Muchos años después
Álvaro, hijo de ambos
escribió con sus manos
en la ventana de occidente:
“Venían a Buscarme”
Documental de cine sobre sus
padres
Exterminio de la cúpula del MIR
Diciembre 3 de 1974
Avenida Pedro de Valdivia esquina
Andacollo
Allí estaba el Jardín pesquisado
por Osvaldo Romo
Allí la Dina los esperó para
acribillarlos
Extinguir su fuego
Destruir el poder de sus almas
Esa tarde nadie retiró a Álvaro
Una amiga de sus padres lo pasó
por la libreta
Lo envió al cuidado de un tío en
Europa
El niño de tres meses logró
crecer en libertad
El fuego no alcanzó a extinguirse
Mucho menos el poder de esas
almas
que iluminan briosas desde lo
alto
y repiten con su voz galáctica:
Aprender
Seguir amando
No rendirse
El 19 de mayo de 2015, la E. Corte
Suprema condenó como autores del crimen a Pedro Espinoza Bravo y Ricardo Lawrence
Mires a presidio de quince años y un día. A Eduardo Jaime Astorga lo sentención
en calidad de cómplice a 10 años y un día y como encubridor a Miguel Krassnoff
Martchenko, a 5 años y un día.
La señora Nubia Becker recuerda a Ana María como a una niña que compartía juegos con sus hijas entre el verde y azul de Valdivia.
[1]
Alejandro de la Barra, “Nano”, 24 años
en ese momento, alto dirigente del MIR, hijo de Pedro de la Barra, creador del
Teatro Experimental chileno.

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