La honestidad enferma de silencio
En realidad de miedo
Comodidad
Fuerte prevalencia del ego
La honestidad enferma de silencio
En realidad de miedo
Comodidad
Fuerte prevalencia del ego
El tiempo se arrastra en los campos
Está famélico en Chasiv Yar
Cerca de allí murmura canciones de cuna
cava su tumba
Empuña armas y se dispara en los brazos
En sus mil cabezas
En el único centro de sus millones de almas
En sus ojos que son niños en ronda
Es peligroso mi café
Crea espacios de intimidad
Líneas de aroma y palabra
Un vapor común
Cierta galleta que ambos mordemos
Todo lo azul es difícil
En cambio lo rojo posee certezas
Tarifa de sombras
Temblor de azúcar
Llanto animal del silencio
La sombra de este poema
-------Piensa en ella----------
Veo una montaña coronada por el sol
Sangre que corre bajo tu piel
El hueco que deja nuestro libro
Las cifras de mi cuerpo están cansadas
Apenas sostienen mi espalda
La mirada que envío a los cielos
La trama azul de mis besos
Daniela bajo una noche estrellada
Fuma y bebe champaña
Sacude el Cerro Placeres desde su cabellera
Dice y repite "gracias"
Mira a su nieta sostener la primavera
Amo racimos de invierno
Relatos de muertos
La isla en que juegan los sueños
Amo cada espacio de Valparaíso
Arreboles que brinca a su cabeza
Con carbón escribí mis sueños
Dibujé así una bahía, barcos y Carola sonriendo
Algunas lágrimas creciendo en las mejillas
Un batido muy tibio
La tetera cantando sus vapores
Hoy fue un buen día
He visto a mi hija reír
He sentido el sol en mi rostro
Besé la piernas de mi esposa
Fui abrazado por la luz
La muerte intentaba separar a mis padres
y ella cantaba "Ne me quitte pas"
Lo hacía desde su cama en la clínica
Como profundo ruego a las estrellas
Y nuestra bella y alegre Alicita
lo ha conseguido
se mantiene pura en los ojos de mi padre
vuelve a escribirse en cada despertar
La llamamos aurora y alegría
Con emoción cantaba mi madre
Maestra en los tonos del francés
En su universo cruzaban imágenes
Intimidad de la unión
Aquella vibración de su voz
Que antes y ahora prevalece
Quiero mi alma serena
Su música marcando este viaje
Un lucero escribiendo mis sueños
Caminos que enseña la luz
Mi esposa bailó
Saltó y cruzó entre las estrellas
Un millón de personas observó su apoteosis
Fantasmas llegaron a observar su gracia
La delicada forma en que cayó del cielo
Apoyada en los hombros de un rayo
Sonriente y feliz con sus nuevas orquídeas
No acepto el rocío ni la primavera
Tampoco las gestiones de la muerte
El rubor de la infancia
Nuestro poema blanco sobre Los Andes
Todo lo repudio en este instante
No porque hayas muerto Camila
Lo hago por tu sufrimiento
La cadena de ausencias que dejas en el mundo
Tanto vacío en el abrazo
El esfuerzo de ser madre desde la luz
Nadie aquí se llama Gonzulvo
Gonzalastro
Leontino González el Gonzalor
Nadie muere ente paréntesis
Ni orina dos veces en el mismo río
Ni ensucia su sombra al pasar por la luz
Nadie ha visto parir a letra B
Ni ha pronunciado hechicerías de muertos
Ni vuelve desnudo a caminar sobre las cenizas del mundo
Isidora corre libre por mi alma
Reside allí su sonrisa
Amplitud de su conciencia
Las tardes en que busca mi abrazo
Ricardo
Cumming Dunn[1]
Su fantasma
recorre patios silentes de “Los Padres
Franceses”
Su hogar en
Victoria 303
Oriente de
la “Logia Aurora”
Sus
prósperos negocios en el puerto
Aquel
perfume hogareño del pan batido
Sesiones
secretas del “Comité Revolucionario”[2]
Flujo de
jóvenes hacia las fuerzas alzadas
Consejo de
Guerra en Valparaíso
Viento que
inunda Playa Ancha y su barrio de muerte
1891
Transporte
“Imperial”
Torpederas
“Lynch” y “Condell”
Últimas
defensas de Balmaceda en el mar
Naves
esperando a la sublevada Escuadra
Desde
Iquique llega la orden de hundirlas
Ricardo reparte
una fortuna en sobornos
Canastas
con pan esconden la dinamita
y van rumbo
a las naves
El puerto
está a punto de estallar
Pero uno de
los conjurados retrocede y confiesa
La trama de
batalla ha sido descubierta
Pronto el Ejército
apresa a los implicados
Un súbdito del Imperio Austríaco:
Nicolás Politeo, proveedor marítimo
más un contacto al interior de las naves
Pío Sepúlveda Castillo, mozo del Transporte Imperial
Un cuarto implicado se colgó en su camarote[3]
La huella del dinero mostró el camino a Ricardo
Pero nuestro hermano supo guardar silencio
Ningún otro miembro del Comité fue apresado
Una semana duró el proceso a los tres cautivos
Clemencia fue pedida y rechazada
Nuestra Cárcel Pública los vio caer fusilados
Al corazón apuntaron las armas
Julio 12 de 1891
[1] La brevedad de “consejo de guerra” y su “confesión
espontánea” son indiciarios del atropello de su derecho al debido proceso.
[2] La riqueza del salitre está en la raíz de las guerras
de 1879 y 1891 y en una serie de matanzas obreras. En 1891, la Armada, adhiriendo al bando del
Congreso, se hizo fuerte en la zona Salitrera y desde allí formó un ejército
excelentemente equipado, invadió el centro del país y derrotó al ejército
regular. La costumbre de los presidentes en ordena imponer al sucesor mediante
la intervención electoral y el fraude, jugó un relevante en el conflicto. La oposición a Balmaceda era muy amplia, pues
unía fuerzas de izquierda, centro y derecha, desde el quinceañero Luis Emilio
Recabarren, pasando por gran parte de radicales y liberales, más la plenitud de
los conservadores. La matanza de Lo Cañas, en la actual comuna de La Florida,
en que el Ejército regular abatió a 84 jóvenes montoneros y el feroz
encarnizamiento de las fuerzas del Congreso contra los derrotados en Concón y
Placilla, son las barbaridades más recordadas de aquella guerra civil.
[3] El Contramaestre del
Transporte Imperial
El viento lleva en sus manos:
nuestro libro de primaveras
cinco nombres de Zeus
una cigüeña dorada
cierta plaza perfumada de luz
El borde costero está repleto de piedras ovaladas
Las expulsó el océano desde su vientre
Son inmensos bloques de piedra golpeados por el Océano
Partido en piedras que gastadas por el agua
se tornan redondas
diminutos mundos expulsados del azul
entes que las olas arrojan a otra vida