El pensamiento ha trepado sobre los muros del miedo
y las emociones fluyen como rayos entre las piedras
las paredes que dividen el laberinto
están cediendo ante el oleaje
surgen ventanas y ojos de otros seres
portales como láminas de un sueño
pozos de verdad y alegría
horizontes en que brilla la mirada
bosques perfectos y azules
ciudades que la razón no ha perdido
la pureza en los ciclos del agua
la puerta ancestral de los delfines.
Todo ello cuando tu regresas a la mente
venciendo el tedio de lo cotidiano
y atiendes su música y sus vientos
libertad que le debes a tu fuego
amor creciendo entre las piedras
amor como luz en el invierno.
El poema precedente, describe la liberación del Minotauro, auxiliada por la apertura de estos ventanales (murales) dirigidos al ser profundo de nuestro pueblo.
A su vez, constituye un diálago con un fragmento de "La Ofrenda Lírica", de Rabindranath Tagore:
Cuando la mente vence al miedo
y el corazón se mantiene en alto
Cuando el mundo no está dividido en fragmentos
por estrechos muros domésticos
Cuando las palabras salen de lo hondo de la verdad
Cuando los brazos se tienden incansables
hacia la perfección;
Cuando el claro hontanar de la razón no se ha perdido
en el desolado desierto de los hábitos muertos,
Cuando eres tú quien conduce la mente
hacia un pensamiento y una acción cada vez más vastos,
Al paraíso de la libertad
Padre, haz que mi país despierte.
En la imagen, uno de los tantos Minotauros de Pablo Picasso.
Está tomada de
www.museoimaginado.com