En Idomeneo abunda lo
electrónico. Los guijarros caen al agua formando pulsos de música y luz. Ondas
de luz son un suave oleaje en la playa.
La tormenta posee rayos y ventiscas electrónicas. La lujuria toma el
ritmo feroz de tambores y cuerdas
electrónicas. La técnica moldea la voz de
la actriz para formar el grave tono de Poseidón y la solemne voz del rey.
Roland Schimmelpfennig, ha escrito sobre las antiguas columnas
del mito griego. Aprovecha que Creta, por maldición de Medea es la patria
de los mitómanos, para presentar los
hechos en varias versiones, distintos
brazos de un río imaginario, ramas y sombras de ramas en un centenario
olivo.
La actriz Paulina García, acrisoladamente se ilumina. Deja salir por su
cuerpo todas las voces, las versiones, el tiempo y la pasión del relato. Diego
Noguera la acompaña en el escenario dirigiendo la música. Manuela Infante
dirige la obra.
Queda en mi espíritu la idea del sacrificio de los hijos. La noche en que somos insensibles a su llanto, la pregunta que no
respondemos, el niño que abandonamos en búsqueda de nuestra
felicidad.
Fotografía de Jorge Sánchez
Hasta el 29 de julio de 2018 en el GAM