Pienso en Copiapó
Sus diarios de plata
Nuestro sol escribiendo sus csmimos
Rutas y soledades del desierto
Despertares del sol
Chañarcillo esquina Primavera
Pienso en Copiapó
Sus diarios de plata
Nuestro sol escribiendo sus csmimos
Rutas y soledades del desierto
Despertares del sol
Chañarcillo esquina Primavera
Me falta Copiapó
porque me faltan mis abuelos
Aquella selva que hubo
La luna guiando al caminante
Milagro del agua entre las piedras
En Atacama las flores brincan desde el mar y una rosa de vientos
Añañucas con rostro de sol
Huellas de camanchaca
Bulbas anidadas en la arena
Ojos y alma del desierto
El sábado ha nacido el mi alma
Lo hablan las tribus en Plaza Tribunales
Lavalle presidiendo el parque
Nuestra escuela en la raíz del cielo
Antes de ser de piedra
Evidentemente fui de agua
Corriente de mar
Cierto cuerpo de olas
Espuma blanca en los brazos del sol
Todo lo azul pertenece al viento
también lo que piensa el silencio
los hilos de luz
la lluvia que vuela en sus sueños
Álvaro Quintanilla Pérez
Me encanta el oleaje sereno de su voz
Su dominio impecable del ius
Aquella alegría de explicar armonías
Soluciones coherentes
El sello del equilibrio en las reglas de Bello
En sus gestos
Denota que ama enseñar
Impulsar el poder de la fragua
Compartir con espíritus
Superar el simple comentario de las reglas
En nuestra antigua embarcación
Es de los pocos que ama con fervor la
Democracia
Lo deja traslucir en sus lecciones
En su impronta igualitaria
En su amor por la paz
Tu culo es un punto de luz
Maravilla del rock
Espacio que brilla en la tarde
Episodio del sol en mi alma
La ciudad espera tener su nombre
Yo espero que el viento me contenga
Y mi estrella asegure su alma
Asegurando millones de auroras
Impulsando el amor en las conciencias
Las conciencias se alzaron de sus sitiales y aplaudieron
Reconocieron una vida de esfuerzo
Un ir y venir entre abrazos
Luces del silencio
El pulso y la vida de Emilio Fernández
Cada día es jornada luz
Ocasión de abrazar a los padres
Leer el firmamento
Beber la música y el azul de los templos
Viña
estaba llena de niños
Había
perfume de helados en primavera
Cruzaba
el agua los cielos del verano
En
la Quinta nació el festival
Hubo
confite en las manzanas
Grandes
algodones de dulzura
Fotógrafos
con caballos de madera
Un
poema dulce en la sangre de las palmas
Las
calles de los ricos estaban llenas de flores
También
las plazas y el Parque Salitre
Nuestras
aves amaban los jardines
Cantaba
el repartidor de hielo
El
lechero
El
notable afilador de cuchillos
Una
tarde fuimos a conocer la Coca Cola
Pozos
de agua profunda
Miles
de botellas transportadas en cintas
Vi
una montaña de azúcar en el patio de la CRAV
Supe
del tren llegando hasta 8 norte
Fábricas
de Telas
El
ir y venir de las victorias
La
ciudad estaba llena de niños
Había
que construir su primavera
Dar
valor a cada día
Cuidar
sus espacios de juego
Crear
ferias de juguetes
Cuidarlos
mientras nadaban en el mar
El
arte de filmar al sur del Río Bravo
forjó
su rostro en Viña del Mar
Hubo
libertad y primavera
Club,
Foro, Escuela y Encuentro
Festival
de Cine Latinoamericano
Nuestro
querido Cine Arte
Che
Guevara en la Presidencia[1]
La
hermandad creciendo entre nuestros creadores
Cruce
usted la puerta del cine
y
corra con los niños
que
buscan Valparaíso al amanecer
Visite
sueños de Raúl Ruiz
Bertolucci
y sus poemas de luz
Cielo
distinto de Fellini
Hora
de Hornos
Tire
dié
El
chacal ya lee
y Chile
insiste en fusilarlo
Acérquese
al mirar de Glauber Rocha
Brinque hacia mil almas de
Fernanda Torres
Porque “Aún estoy aquí”
y tras la “Batalla de Argel”
viene “Una batalla tras
otra”
Juan Luis Martínez acaba
de pasar en su moto
En Café Cinema
“Me rompiste el corazón”
"Fresa
y chocolate”
Trabajo constante de Misha
y Elsa
Billy Wilder está justo creando
Hay un vestido que vuela
Es Marylin Monroe
“Dios y el Diablo en la
tierra del sol”
“C'eravamo
tanto amati”
La muchacha traspasa el
umbral
y vuelve a abrir su corazón
al arte
Recibe el llamado de Ennio
Morricone
Voz social de Aldo Francia
Aquella mirada asombrosa de
Héctor Ríos
Si te enamoras nuevamente
Tal vez será al salir de aquel cine
Cuando urge conversar sensaciones
Nuestras lágrimas hablan
en el rostro
y hay sed de abrazos
sed de un beso sin sombras
[1] En 1969, el Che Guevara fue nombrado
presidente honorario durante el II Fesitval de Cine Latinoamericano de Viña del
Mar
Gonzalo
en El Pasaje, por Carola Jamett
Abbas,
recogió en su alma a la humanidad
e
instaló sus libros en las paredes
Amplió
así la magia y sus canales de luz
Portales
de Cortázar y Borges
Nuestra
telúrica Gabriela
Nicanor
en brazos del mar
Me
encanta allí el café del mediodía
Amplia
realidad del respeto
Bendita
cortesía
Espacio
cosmopolita
Refugio
ciclista
Buenos
Aires en bosques de Hiram
Acuden
allí sabores del futuro
Suavidad
del bossa nova
Preludio
al amor de las naranjas
Jaime
Bassa en caminos del sol
Variedad
en platos de respeto[1]
La
lluvia en los labios de Dios
Nada
hay fuera de este abrazo
Nada
es ajeno a este instante
Nada
te aleja de mi nombre
Nunca
se extingue esta luz
La línea férrea entre Valparaíso y Santiago gatilló dos ciudades
concebidas desde razón y luz: Limache y Viña del Mar.
Nuestra ciudad fue pensada laica y tolerante, rodeada de parques,
colmada de jardines e industrias, dignas casas de obreros y mansiones con escudos
de riqueza.
La ciudad es entonces poema y en esa condición sagrada, constituye una
puerta hacia la luz.
Hay puertas que respiran sobre puentes, rincones de Avenida Libertad,
nuestra casa en Viana, aquellas pitagóricas plazas, el hogar-cárcel de Teresa Willms, la desembocadura del estero,
Caleta Abarca, Avenida Marina, la tumba del presidente, los palacios y la
entrañable Pandia.
Usualmente se accede en los sueños, en trance o durante el ritual, pero
a veces basta con mirar el crepúsculo, dejarse llevar por un perfume,
integrarse al temporal, sentir el rubor de la primavera.
En la urbe, los ejes geográficos están
marcados:
A la vía del norte la
llamamos Libertad
Marga Marga trae
aguas desde Oriente
En el sur, nuestra
hermandad de colinas
En occidente: el valle
del paraíso
y el amplio poder del
Océano
Parece que en el
cruce de los ejes se concentra la magia, se funden los siglos y la conciencia
humana vuelve a ser la luz.
Hay razones en el signo
Vórtice de lluvia en el símbolo
Igualdad en la Montaña
Cisnes como seres de luz
Cruzo entre pliegues del tiempo
Hablo de lluvia y nombres
Aquella raíz del viento
Oreja y rabo de un tren
Vuelo ligero sobre el bosque
Soy pradera que ríe
Grito del siglo
Noche con rostro dorado
Vuelvo a los pliegues del tiempo
Voy hiriendo el acero
La escuela que teme al silencio
Memoria que carga el dolor
Elegir la paz
Abandonar brecha y combate
Beber la leche del tiempo
Curar las heridas del cielo
Elegir la paz
Abrir nuestro espíritu al sol
Leer el rostro del horizonte
Volver a dormir en el tiempo
Elegir la paz
Cuidar el agua y la sombra
Rasgar la premura del hombre
Saltar desde el signo al solsticio