28 de diciembre de 2008

Carta Nro. 109 para Isidora

Te dejé sobre la arena y pensé en tu libertad. En tu derecho a caminar hacia las aguas. Sentí allí tu individualidad hecha imagen. Sentí la independencia de tu alma. Sentí respeto por tus propias sensaciones.

Me emocionó pensar que cada niño tiene derecho a llegar por sus propios medios hacia el océano y hacerse dueño de su relación con el agua y los vientos. Un derecho que fluye desde la belleza.

Cada niño tiene derecho a descubrir por sí mismo la sensación de las olas. Experimentar los riesgos de la naturaleza al amparo de unos padres que miran desde cerca.

Cuando nos retiramos del agua comenzaste a llorar. Supe que añorabas tu propia libertad.

Tu papá.

3 comentarios:

Roxi dijo...

Pucha Gonz que lindo, que hermoso momento.
Siento envidia de Isidora, perdóname lo bajo de esta emoción, pero no recuerdo el momento en que yo me acerqué por primera vez al mar, y eso que lo amo tanto, siempre vuelvo a él y me busca en sueños cuando me demoro en re encontrarlo.
Te imagino emocionadísimo, viendo la libertad de Isisdora, su relación con el mar.
La imagen es muy potente, me conmueve este inicio
Un abrazo!

nocheoscura dijo...

No he visto el vídeo pero el texto me ha encantado. Ha sido bonito.

No lo había visto nunca de ese modo.

Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

La libertad también duele, querido amigo. Y también Isidora lo descubrirá. Un abrazo muy fuerte y mis mejores deseos de felicidad para tí y tu encantadora familia.

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