1 de marzo de 2010

maremoto




Las serpientes fueron las primeras en salir del agua,

luego llegaron espectros de indios,

náufragos, cerdos y hormigas del mar.


La muerte cerró el desfile con sus zapatos rojos,

con sus múltiples manos fue tumbando las almas,

hubo amantes que partían abrazados,

capitanes que fumaban en los balcones,

hombres que lloraban y reían.


Los cónsules saludaron a la muerte

con sus copas de whisky,

iban con las fotos de sus ciudades,

vestían sus medallas y su oro.


Los niños partieron regalando sus sonrisas,

con sus juguetes en las manos,

los labios negros,

el alma urdida a las estrellas.


Sólo los magos se salvaron,

engañaron al mar

dejando muñecos en sus camas,

abandonando sus joyas en las iglesias,

llorando antes de partir.


Por la mañana,

todo es barro y charcos,

los barcos anclados en las calles,

los perros lamiendo los cuerpos.





En la imagen: "El caballero, la muerte y el diablo", de Alberto Durero.

1 comentario:

Isabel Barceló Chico dijo...

Querido amigo, estoy contigo y con todos los chilenos en estas horas y tiempos de dolor. ¿Qué habremos hecho al planeta, para que el planeta nos cobre la estancia a tan alto precio? Hermosísimo en su dramatismo tu poema. Un abrazo muy fuerte.

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