31 de octubre de 2010

Hija





Duermes en mis brazos, hija.

y nuestro sol surge de lo oscuro,

mi cuerpo vuelve a crearse,

alumbrado por tu pulso,

la calma,  el océano

y el  propio  aire 

que enciende  tu vida.


Me llamas padre, Isidora.

y todos los caracoles envidian mi alegría,

mi suerte de gran principiante,

mis manos huntadas de cera,

mi  última lluvia de Octubre.


Incluso  la Luna se hospeda en mis ojos

y el viento cobra nueva existencia,

acude a nuevos jardines,

comprende mejores sombras,

define una fiesta de nubes.


Nombras la tierra, hija.

y vienen  mariposas a mirar tu boca,

tus manos bañadas de barro,

tigres cuidando tu  dicha,

estrellas sembrando en tu rostro.



Te enfadas, mi encanto.

y de ese rayo nace tu risa,

peces que vuelan en la tarde,

tortugas con lentes,

frascos de tomates,

oleajes de verano

que nutren y elevan  mi  casa.
 
 
 


 
La fotografía es de Joel Sartore y proviene de National Geographic


Poema dedicado a Isidora, mis ahijados y mis sobrinos.

4 comentarios:

Nela dijo...

Que hermosas palabras y que bello poema.
Besos
nela

lichazul dijo...

que foto más bella
la modelo es preciosa!!!

y el poema es una canto delicioso lleno de ternuras quedas

Felicitaciones

besitos de luz
buen inicio de semana:)

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!!

Que bellas palabras, en estos días he leido de todo en los blogs, pero estas palabras me llegaron al alma....
un abrazo de oso.

Anónimo dijo...

Simplemente dulce! Gracias por esto!

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años y años de blog!!!!