8 de abril de 2010

niña buena y niña mala





Isidora entró al cuarto,

apretó el botón y dijo: “La Luz”.


Es mucho lo que aprendo de ella

y de su constante alegría,

de sus afectos transparentes

y tiernamente interesados,

de sus pequeñas lágrimas,

de sus múltiples formas de sonreír.


¿Quién era yo antes de contar con sus abrazos?,

antes de escucharla cantar

y verla jugar con sus libros y sus muñecas.


Se acerca con un cuento de Marc Twain

y me dice: “niño malo”,

riéndose de las ilustraciones

coloridas e irónicas

de aquel relato sobre hipocresía

y éxito.


Luego dice: “mi sillón”;

“mis monos” y “pío pío”,

tirando de su frazada

con pollitos estampados.


A veces jugamos con los nombres de los dedos;

pulgar y meñique le causan mucha risa,

“díndice” y “corazón” suelen cambiar sus lugares;

“anular” siempre le resulta extraño.


Luego pide yogurt o más leche,

dice: “por favor”; “gracias”

y “te quiero mucho papá”.


También hacemos ejercicios

y ella se ríe mientras damos vuelta

por la alfombra; salta para abrazarme;

me regala besos,

me mira con su espíritu

de dicha y dulzura.


Recién, juega a volcar un vaso.

La reto y le pido que se porte bien.

Responde llorando: “porto bien no”,

“porto bien no”, “porto bien no”.



















La imagen proviene de pixdaus

3 comentarios:

esteban lob dijo...

Es que descubrimos un mundo distinto por medio de ellas y ellos.
Y cuando creemos que ya pasó ese tiempo...vienen los nietos.
Es, afortunadamente, una historia sin final.

Matilde dijo...

estas enamorado hombre....

que lindo que lindo!!!!


un gran abrazo

Elena dijo...

Qué madre?
Qué padre?

No ama de sus hijos hasta esa inocente 'maldad'...


de verdad...

a mí me pasa por ejemplo...

una pequeña reprimenda y me mira fijo entonces me conmsume;

desde siempre...

SALUDOS

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años y años de blog!!!!